La mejor carta de presentación de Jacob Wiley fueron los dos partidos que jugó nada más llegar. El domingo contra el Coosur Real Betis y el martes contra el Dinamo Sassari. Ambos fuera de casa. Ya había aportado lo que reiteró Pep Cargol en la presentación este viernes: «Energía e intensidad». Y también talento anotador (trece puntos en cada uno de los encuentros).

El jugador se ha adaptado rápidamente a la dinámica del equipo y esto lo ha facilitado, según comentó él mismo, que todo el mundo lo recibiese «con los brazos abiertos». «No fue la situación ideal para llegar, porque jugábamos dos partidos fuera», aseguró Wiley a pesar de su veloz entendimiento con el grupo. Pero admitió que tanto el entrenador como los jugadores le han puesto al día de la situación del equipo y su estilo de juego.

Además de anotar, el ala-pívot ha hecho ganar al equipo intimidación en defensa, algo que él sabe que «el club buscaba». «Complemento los puntos que ya tenía el equipo», advirtió haciendo referencia a las carencias defensivas que ha mostrado en algunos periodos el conjunto de Sergio Hernández, aunque poco a poco están superándolas. Precisamente en los últimos dos partidos el cuadro zaragozano fue mucho más serio sin tener la posesión.

Sobre esos dos encuentros, Wiley afirmó que está «contento porque el equipo ganó» y añadió que la plantilla tiene «mucho potencial». El Casademont está ahora en un momento dulce y la incorporación del estadounidense le ha venido como anillo al dedo para luchar por objetivos más ambiciosos en lo que queda competición. Por lo tanto, Wiley va a tener protagonismo. Ya se ha visto en los dos duelos a los que ha ido convocado, en ambos tuvo buenos minutos.

Un gran cambio con respecto a su labor en el Herbalife Gran Canaria de Porfirio Fisac. El técnico no contaba con el jugador. Sin embargo, el ala-pívot confesó que en su juego y actitud no va a haber cambios: «Yo trato de ser siempre el mismo jugador, pero las condiciones son diferentes en cada equipo». No tendrá ahora los mismos compañeros, ni el mismo preparador, tampoco los objetivos o los sistemas de juego serán iguales. «Se trata de adaptarse», sentenció.

Capacidad atlética

Y parece que aquí lo está haciendo rápidamente, con inteligencia para entender lo que requiere el juego del conjunto aragonés en el menor tiempo posible. Y ahora Wiley está «contento de poder jugar después de no hacerlo durante dos meses». Se mostró encantado de «entrar en la dinámica del equipo» y del rol que va a tener en este. Solo con esto ya se ve satisfecho y aseguró que no se marca «objetivos individuales en cuanto a anotación».

Lo que quiere la nueva incorporación del Casademont es «mejorar en la cancha cada partido». Explicó, además, que la mejor manera que tiene de ayudar al equipo es «aportando energía, capacidad atlética y complementando las piezas que ya había».

Tendrá de nuevo la oportunidad de demostrarlo este sábado en el Príncipe Felipe, ante el Joventut de Badalona. En este, más allá de preocuparse de Tomic y Birgander, dos jugadores a los que tendrá que atar en corto, explicó que lo más importante será «hacer una defensa de equipo y castigarles también en el otro lado». En un ritmo de competición frenético entre la Liga Endesa y la Champions, el jugador tendrá que acabar de integrarse en el grupo.