La emoción se palpaba en las gradas encendidas de Los Cármenes, la ciudad estaba engalanada de Sierra Nevada a la Alhambra y el equipo de Diego Martínez puso todo el corazón posible para remontar el 1-0 en la ida que traía de ventaja el Athletic, pero un gol de Yuri en el tramo final, con el equipo desbordado, frustró una remontada que se trabajó y estuvo más cerca el Granada de lo que había soñado. Habrá final vasca en la Copa, en La Cartuja de Sevilla, entre la Real Sociedad y un Athletic que se ha clasificado con lo justo y con la lengua fuera.

En los dos primeros segundos de juego, tres jugadores locales rodearon al poseedor de la pelota del Athletic con una fiereza desmedida. Fue falta, pero también un aviso de lo que estaba por venir.

La intensidad del Granada le dio picante al inicio del partido, con ganas de atacar y de pelear cualquier balón como si fuera el último, pero los dos equipos priorizaron no comprometer sus opciones con un gol encajado y se reprodujeron más las faltas que las ocasiones, más el final precipitado de jugadas que el peligro de un ataque masivo.

Aunque los de Diego Martínez eran superiores, con el centro del campo más poblado y más intensidad, la mejor ocasión más allá de los 20 minutos fue un remate a su propia portería de Víctor Díaz, que rechazó Rui Silva en una meritoria intervención.

La intensa presión del Granada se impuso entre las constantes trabas a la continuidad del juego y, cuando agonizaba el primer tiempo, Williams tuvo que sacar sobre la línea un cabezazo de Yangel Herrera.

El segundo tiempo empezó con la primera posesión larga del Athletic, pero la primera que tuvo el Granada terminó en un gran gol de Carlos Fernández, con un cabezazo impecable tras un centro lateral de Machís, para empatar la eliminatoria.

La sensación de que había realizado ya gran parte del trabajo indujo al Granada a aminorar su intensidad, pero se mantuvo sólido ante las crecientes ofensivas vascas y el partido parecía volcado hacia sus intereses. Garitano deshizo la defensa de cinco a la hora de partido, pero no encontró más peligro que el rival con Williams en una banda, Raúl García muy solo en el centro y Yerai sin profundidad en el lateral derecho.

El crecimiento del Granada en el partido se cristalizó con el gol de la remontada a un cuarto de hora del final, fue Germán, de nuevo de cabeza, ahora a la salida de un córner, ante el impacto generalizado en un Athletic que recurrió a Aduriz para buscar el gol de la final.

Cuando Los Cármenes ya celebraban la remontada, en los últimos diez minutos, el Athletic atacó con todos los efectivos que pudo y encontró a uno de sus pocos jugadores inspirados, un Yuri Berchiche que corrió la banda, entró en el área y disparó cruzado para batir a Rui Silva y voltear la necesidad imperiosa de un atacar. A un gol de la final, el Granada lo intentó pero ya había dejado todo lo que tenía en una remontada que tuvo en la mano.