El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tuvo la oportunidad de conversar con los jugadores del equipo de Iñaki Sáez en una visita a la selección española, ayer en Las Rozas. Sobre las cinco de la tarde llegaba a la residencia de los jugadores, que le esperaban en un jardín interior con evidentes signos de retraimiento. El hielo no se rompió hasta que, en plena ronda de salutaciones, el presidente llegó a la altura de Puyol. En ese instante, los fotógrafos solicitaron que se volviesen hacia los objetivos. El jugador y el político iniciaron una conversación, a la que se sumaron Xavi y Gabri. Tras unos minutos, Zapatero continuó dando la mano al resto de los futbolistas, con los que se fotografió antes de recibir de manos de Raúl un balón y una camiseta firmada por todos.

Los periodistas le pidieron más tarde que pateara al balón y nuevamente se dirigió a Puyol para lanzárselo con la mano, éste lo dejó caer hacia Xavi, quien tiró suave hacia el presidente. Su poco ortodoxo toque con el pie mandó la pelota hacia el grupo de fotógrafos, lo que dibujó una sonrisa en los rostros de todos. "Tengo que reconocer que he tenido cierta debilidad con Puyol. Mis hijas tienen bastante devoción por Casillas", comentó después el presidente, que se mostró muy optimista. "Les veo muy en forma. Los tres primeros partidos los vamos a ganar y estoy muy esperanzado en que España pueda brillar en esta Eurocopa".Preguntado por la polémica en torno a las selecciones autonómicas, Zapatero no se pensó la respuesta:

"Esta es la selección de todos. Lo hemos visto muy claramente".