Uno, Pombo, permaneció tranquilo durante todo el proceso. Derrochaba seguridad el zaragozano, más acostumbrado a cocinar en casa. El otro, Delmás, se esforzaba en suplir su mayor desconocimiento de la materia con una ingente dosis de entusiasmo, que convirtió en ingrediente esencial. Los dos canteranos, en todo caso, hicieron las delicias de Gemma, Jon, Inma, Beatriz, Laura y Álvaro, seguidores acérrimos del Real Zaragoza, con los que ayer compartieron fogones en un acto organizado por Pastas Romero, patrocinador del club aragonés.

La novedosa iniciativa persigue fomentar la interconexión entre futbolistas y aficionados. Estos, seleccionados por sorteo tras solicitar a través de las redes sociales su participación, se pusieron el delantal y, como Pombo y Delmás, se pusieron a las órdenes de Iván, cocinero del restaurante Aura, y elaborar una receta de fusilloni y una ensalada de tagliatelle al limón y pimienta en una cocina envuelta en zaragocismo por los cuatro costados.

De hecho, los aficionados rivalizaban entre ellos en el sentir de los colores. «En todas mis redes sociales aparece el escudo», decía una de ellas. «Yo lo llevo tatuado», replicaba otra ante la atenta mirada de los dos futbolistas, que presumían de afición. «Da gusto estar con ellos aquí y pasar un buen rato», aseguraba Delmás, A su lado, Pombo asentía. «Ellos siempre están ahí, así que es una alegría estar con ellos compartiendo momentos así», subrayaba.

Fue, sin duda, un buen rato. El buen humor de Delmás presidió todo el cocinado. «Me había quedado una ensalada perfecta, me habéis dicho que estaba seca y que le echara más aceite y ahora la pasta baila en él», apuntaba el lateral, mientras se esforzaba en asimilar conceptos como macerar o marinar. «Una delicatessen me ha salido», aseveraba al terminar su plato de pasta.

Pombo acataba cada consejo y lo ponía en práctica, lo que le sirvió para que su compañero de equipo tratara de darle el cambiazo. «No seas jeta», le espetó. Para el mediapunta, la cocina es «más fácil» que marcar, aunque, entre risas, señalaba la «pizza al horno» como su gran especialidad. La carcajada fue generalizada y puso fin a un evento que seis zaragocistas jamás olvidarán. «Para nosotros, compartir este rato con ellos es algo mágico e increíble. Son de los nuestros», coincidían. Leones entre fogones. Así da gusto.