El Real Zaragoza no tiene nada ni nadie que le avale para un hipotético ascenso. Es un equipo en ruina futbolística y moral, con un entrenador que avejenta aún más a un grupo ya de por sí arrugado de credibilidad en sí mismo. La juventud del Castilla y su sentido común con el balón en los pies fue suficiente para desarmar la estrategia conservadora de Paco Herrera, empeñado en el doble pivote paquidérmico y en alinear a un Luis García que paga penitencia en su segundo o tercer ocaso profesional. La derrota es una noticia terrible, pero aún más la consecuencia de la lesión de Henríquez, que podría estar un mes de baja si se confirma una posible rotura del recto anterior.

Los filiales no se le dan bien. Los rivales más curtidos, tampoco. Jugar en La Romareda, donde ha perdido 23 puntos, le supone una carga de responsabilidad imposible para su fragilidad de carácter. Remontar un resultado adverso es una asignatura que se le atraganta... A esta insolvencia competitiva añade defectos tan graves como una atonía defensiva puntual y letal y un ataque sin gol. Se ha descolgado de los dos primeros puestos, ha salido de la zona de promoción y ha roto los frenos en su descenso a los infiernos.

En el primer cambio de guardia se vio que el Castilla iba a mandar. Ya no es cuestión de que el adversario quiera hacerlo, sino que las órdenes de Herrera van encaminadas a jugar sin pelota. Por muy pequeños que sean el espíritu de un equipo y sus recursos, con ese planteamiento de ambición pigmea los contrarios crecen en seguridad y en posesión hasta parecer gigantes. Los madrileños, con Burgui a la cabeza, se entretuvieron moviendo el balón hasta que decidieorn alojarlo en la red de Leo Franco, quien antes ya había evitado el gol.

El violento disparo de Burgui lo ejecutó después de acolchar el balón, girarse, orientarse y dar un par de pasos antes de soltar el latigazo. Ni un solo zaragocista salió a incomodarle, entre ellos Álvaro, un central de naturaleza lenta e ínfulas rápidas. No hubo respuesta en la primera parte, con Paglialunga y Tarsi tal para cual, huidizos, sin un pase, nulos para la transición que tenían que hacer con riesgo los centrales. El Real Zaragoza es un caos estratégico en el que cada jugador actúa por impulsos individuales. Ahora un esprint de Montañés, después dos quiebros de Víctor y nunca nada reseñable de Luis García.

Hubo un arreón, unos minutos de despecho, de tiros lejanos para lucimiento de Yañez, de insoportables pases atrás para hallar un camino indescifrable por la vía académica. Entre la niebla, el Castilla pareció asustarse, pero el Real Zaragoza ha perdido hasta el gol, como el que tuvo Roger para empatar. El delantero le pegó con miedo al verlo tan sencillo. El terror se ha instalado en las piernas también, no solo en la cabeza. Y Herrera se ganó la ira de la grada al cambiar a Tarsi por Cidoncha, relevo que enfureció al personal, dolido ya con un simple pellizco.

La igualada merodeó el encuentro, pero Lucas Vázquez le cambió el ritmo a Álvaro y sentenció con un disparo que rebotó en la pierna de Rico. Los chicos del Castilla sacaron los colores a un Real Zaragoza que corre con bastón y lleva un trote artrítico. Es un viejo prematuro desde la pizarra, sin calcio en el alma y un entrenador que lo entristece.

Ficha técnica:

0 - Real Zaragoza: Leo Franco; Fernández, César Arzo, Alvaro, Rico; Paglialunga (Diego Suárez, min.79), Tarsi (Cidoncha, min.54); Luis García, Víctor Rodríguez, Montañés; y Henríquez (Roger, min.46).

2 - R. Madrid Castilla: Pacheco (Yáñez, min.25); Quini, Derik, Cabrera, Casado; Mascarell; Lucas, Cristian Gómez (Medrán, min.74), Burgui; Borja García y De Tomás (Willian, min.60).

Goles: 0-1. min.17. Burgui; 0-2. min.77. Lucas.

Árbitro: Piñeiro Crespo, del C. Asturiano. Expulsó por doble amonestación al madridista Willian (min.83). Amonestó con tarjerta amarilla a los locales César Arzo, Montañés y Paglialunga y a los visitantes Mascarell y Quini.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 27 de la Liga Adelante disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 11.000 espectadores.