Dada la extrema incapacidad del Zaragoza para recuperarse tras recibir un golpe, el punto sumado el pasado sábado en Las Gaunas puede considerarse positivo. Porque, a lo largo de la temporada, el equipo aragonés casi siempre ha claudicado cuando el rival se ha adelantado en el marcador y su capacidad de reacción ha sido muy limitada. De hecho, solo había sido capaz de levantarse en dos de las doce ocasiones en las que se vio por debajo en el marcador. Y de la última hace ya casi tres meses. Entonces, el Zaragoza sumó un punto en Cartagena merced a un gol de Azón en el tramo final del encuentro y después de que los locales se hubieran adelantado en una jugada a balón parado. El otro amago de remontada se produjo el 4 de noviembre, en La Romareda frente al Girona, con dos goles anotados por Narváez en el descuento que neutralizaban el 0-2 con el que los catalanes parecían llevarse el botín.

El colombiano también fue el autor del gol que otorgó un punto a los aragoneses en Las Gaunas, donde el Zaragoza recuperó esa capacidad de reacción extraviada a lo largo de casi todo el ejercicio, pero, eso sí, sigue sin haber manera de completar una remontada. Nunca ha sido capaz el cuadro blanquillo de levantar un resultado adverso para acabar llevándose la victoria. Ni con Baraja, ni con Iván Martínez ni con JIM. Si el adversario toma ventaja, a lo máximo que puede aspirar el Zaragoza es, pues, a un empate.

Y eso que por un momento la remontada imposible pareció factible en Logroño, donde el tanto del empate del equipo aragonés dio origen a los mejores momentos de los de JIM, que se acercaron al triunfo a través de una inmejorable ocasión que Bermejo malogró. Sin embargo, el ímpetu apenas duró unos minutos, hasta que Paulino estrelló un disparo lejano en el poste izquierdo de la meta defendida por Cristian. Fue entonces cuando el Zaragoza firmó el empate con sangre.

Queda, al menos, la sensación de que, mucho tiempo después, el Zaragoza reaccionó a tiempo para no encajar la misma derrota que sufrió ante Málaga (la única en La Romareda) y en los feudos de Almería, Leganés, Mirandés, Tenerife, Espanyol, Castellón, Sporting, Albacete y Oviedo.