Alos jugadores no les da pereza la Liga. Al contrario, es nuestro día a día. No tengo esa sensación. Es verdad que no era lo esperado perder tres puntos después de cuatro victorias seguidas, pero las ganas de los jugadores de ganar la Liga están intactas. Hemos perdido tres puntos y estamos a ocho del Barcelona, pero sabemos que lo podemos levantar», aseguró Zidane después de rechazar que el equipo blanco no hubiese desplegado la intensidad y el esfuerzo necesarios para imponerse en Montilivi.

A todo el mundo le quedó claro que el Girona tuvo una o varias marchas más, incluido Casemiro, que nada más acabar el encuentro declaró que «hay que jugar mejor y trabajar más... Muchas veces empatamos los partidos, pero creando ocasiones, hoy (por ayer) no». Para el técnico blanco, sin embargo, el motivo en exclusiva de la segunda derrota liguera fue la falta de concentración en las jugadas de los dos goles rojiblancos.

«Hemos tenido una o dos ocasiones para hacer el segundo gol y luego es verdad que para matar el partido cuando ganas 1-0 al descanso tienes que estar pensando un poco más en que el rival te puede hacer daño. Nos ha fallado algo en la concentración en lo que el rival hace bien, los saques de banda, las segundas opciones... No ha pasado nada. Solo falta de concentración y nada más», reiteró Zidane.

En el otro banquillo, felicidad. En el descanso, la voz de Pablo Machín, el entrenador del Girona, sonó con fuerza en el vestuario. Reunidos tenía a sus jugadores alrededor de ese futbolín antiguo que lleva ya años ahí. «No, no os frustréis. Ya sé que todo se ha complicado. No soy adivino, cualquiera puede ver que estáis haciendo las cosas bien», contó el técnico a sus futbolistas. «Si seguís así, podremos decir que hemos ganado al campeón de Europa», añadió Machín animando, y con éxito, a un equipo que se veía derrotado por un 0-1 injusto después de dominar al Madrid.

No se equivocó el técnico del Girona. «Ya os dije en el descanso que no soy adivino, pero esto es histórico. Estáis en el equipo que ganó al Madrid siendo, en teoría, el equipo más pequeño de Primera, es un triunfo de todos», proclamó el entrenador nada más acabar el encuentro, mientras la gente abandonaba, como dijo él, «Montilivi cantando el himno del Girona, algo que si me lo dicen hace unos años habría pensado que es de locos. Queríamos que la gente de España conociera cómo juega el Girona, tuvieran una pincelada de lo que somos», dijo el técnico, que resaltó que no hubo ningún incidente por el clima político. «Todos los que saben cómo es la sociedad de Gerona y la afición de este club sabían que no iba a pasar nada».