No quiere Zidane bajo ningún concepto que los jugadores del Madrid vuelvan a distraerse en la Liga contra la Real por la cita decisiva de Champions cuatro días después en el Bernabéu. El partido más importante es el de hoy ante el cuadro vasco, en el que se trata de reencontrar buena parte de los valores más positivos del equipo, de ganar bien para no seguir distanciándose de los puestos de cabeza en la competición doméstica, lo que de paso servirá para preparar el choque ante la escuadra del tridente Neymar-Mbappé-Cavani de la mejor manera posible.

«Sabemos la realidad que tenemos, que el del PSG será un partido muy duro, pero son partidos que a todos los jugadores les gusta jugar. No hay ansiedad, todo lo contrario», aseguró ayer el técnico blanco tras repetir que lo que interesa ahora es el choque con la Real, que llega sin William José. Entre otras cosas porque aún hay metas importantes que alcanzar en la Liga. Por ejemplo, no poner en peligro la clasificación para la próxima Champions.

Entre sus armas está Benzema, que no deja de chirriar por su ineficacia. Sigue anclado en dos goles en la Liga para un total de seis. Zidane repartió la responsabilidad entre todos, pero acabó señalándole: «Todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que aportar un poco más al equipo y él el primero». También espera mucho de Isco. Dejó claro es que no le abrirá la puerta de salida a final de temporada. «Confío en mi equipo y lo voy a hacer hasta el final. Cuando empiezo una cosa voy a muerte con lo que hago. Yo quiero a Isco y quiero que se quede aquí toda la vida. Es mentira que quiero que le traspasen», afirmó el técnico francés.