En la nueva versión del fútbol después de la pandemia, en la que no hay gente en las gradas y los grandes aún no han sufrido, el Madrid recibe la visita de un aspirante a puestos de Liga de Campeones, un Valencia que debería complicar a los de Zidane más que el Eibar hace tres días, cuando los blancos resolvieron con tres goles en la primera parte, pero el sesteo de la segunda empezó a activar alguna alarma de fantasmas del pasado, cuando el equipo se deshacía como un azucarillo en leche caliente.

Se nos hace difícil, después de marcar tres goles, mantener esa línea todo el partido, pero sabemos que si entramos bien en el campo somos muy fuertes, reflexionó el técnico blanco, que reconoció su enfado en el parón a 15 minutos del final: Yo también tengo emociones en esos momentos y me enfado si las cosas no están saliendo como yo quería, expuso el francés con la templanza que le caracteriza.

Ensayo nocturno

Mientras, Zidane fijó el último entrenamiento antes de recibir al Valencia a las 21.30, en horario de máxima audiencia en televisión, ese en el que tiene que jugar, además de ante los de Celades este jueves, también los próximos tres partidos (todos los que ya tienen horario). Me parecía importante tener las sensaciones a esa hora con un entrenamiento un día antes de jugar, también por el tema de la luz, dijo el francés antes del ensayo en horario nocturno con el que quiere acostumbrar el cuerpo de sus jugadores a los esfuerzos a las diez de la noche.

Aunque es un partido de máxima exigencia sobre el papel, se esperan cambios en los dos equipos, al menos los imprescindibles para mantener el tono físico con diez partidos por delante en menos de cinco semanas. En el Madrid, Carvajal tiene molestias en el tobillo derecho y, además, Isco, Valverde y Mendy aspiran a tener su oportunidad en el once ante un Valencia con la defensa mermada, sin Garay ni Paulista.