El uso de la mediación sigue creciendo como complemento judicial para evitar largos y costosos litigios ya que se puede aplicar en numerosos ámbitos cotidianos, desde la mediación civil y mercantil, a la Justicia Restaurativa y mediación penal, pasando por la mediación familiar, laboral, en ámbitos educativos o en medioambiente y sanidad. El único requisito para poder aplicarla es que haya voluntad entre las partes de iniciar un diálogo para poder establecer y tender puentes para acercar posturas.

Así, por ejemplo, la mediación civil y mercantil es de gran utilidad ya que trata de solucionar conflictos, entre otros, en el ámbito inmobiliario relacionados la propiedad horizontal o la problemática de carácter hipotecario, inmobiliario, arrendaticio o de edificación. Estas situaciones se dan con cierta frecuencia y, sin ir más lejos, la Oficina Municipal de Vivienda de Zaragoza cuenta con un servicio de mediación en deuda hipotecaria y otro de mediación en arrendamiento de vivienda. Además, la mediación civil y mercantil también abarca la mediación concursal.

Mientras, dentro de la mediación penal con adultos se incluyen, por ejemplo, las perspectivas sobre conflictos laborales, donde cobra especial relevancia la conciliación laboral y familiar.

Educativa o comunitaria

En otro ámbito muy distinto de la sociedad se sitúa la mediación familiar, que trabaja, entre otros, la intervención socioeducativa en un campo tan difícil y delicado como es la jurisdicción y el tratamiento de menores, y que ha obtenido en Aragón unos resultados acreditativos de considerarse caso de éxito nacional, como refleja el estudio Estado y situación de la mediación en Aragón 2018, realizado por la Universidad de Zaragoza. En este ámbito, la mayor parte de las mediaciones documentadas versan surgen a raíz de las rupturas de pareja y en un menor porcentaje los derivados de los conflictos entre padres e hijos. Por ello, en estos casos, casi más importante que alcanzar acuerdos es proceder a la restauración de las relaciones.

Por otra parte, existe también la mediación en el ámbito educativo, tan necesaria como importante para el futuro de la convivencia social, y que tiene unos rasgos especiales y diferenciadores tanto por la edad de sus implicados como por la situación evolutiva de los menores. En cuanto a la mediación comunitaria y vecinal, es subrayable la relevancia de la mediación intercultural como contribución a una nueva cultura de paz. Los mediadores interculturales son profesionales de diversas procedencias geográficas que conocen varios idiomas y cuentan con una alta cualificación académica, cuya función se basa en ayudar a la integración de los migrantes en la sociedad.

También esencial, por la proyección de futuro que tiene y por abarcar un novedoso e incipiente ámbito, es la mediación en medioambiente y sanidad, muy a la orden del día por el paso de la borrasca Filomena por la Península Ibérica y por la pandemia del covid-19 a nivel global. De hecho, en la comunidad el Gobierno de Aragón inició en agosto del 2020 un servicio de mediación intercultural para positivos en covid19. Esta iniciativa pretendió ser desde un primer momento un apoyo más para los equipos de profesionales que se dedican a hacer el seguimiento y control de los casos, y se enmarca dentro de la colaboración entre las instituciones como la Consejería de Sanidad y la Asociación de Mediadores Interculturales (Amediar) con el fin de proteger a los colectivos más vulnerables de la población aragonesa.

En último término, tal y como se recoge en el Estado y situación de la mediación en Aragón 2018, «toda la sociedad se beneficia de la mediación y del fomento de las fórmulas alternativas de solución de conflictos, por generarse una cultura de la responsabilidad y la reparación, que fomenta la prevención de la repetición de ciertos conflictos o la aparición de otros nuevos, pudiendo incluso disminuir la conflictividad social».

Las fases

La resolución de un conflicto por mediación pasa por varias fases, como la recuperación de la comunicación perdida entre las partes, equilibrar sus posiciones y persuadir sobre la utilidad del diálogo frente a la vía judicial. Tras ello, es necesario recoger toda la información relativa al conflicto, las alternativas ya intentadas y la percepción que cada una de las partes tiene del mismo. Por último, una vez identificados los intereses y las necesidades de las partes, el mediador deberá optar por desempeñar una función más directiva, siendo él quien diseñe o construya la alternativa al problema, u optar por ejercer una función más integradora explorando diferentes soluciones. Al final, la balanza deberá equilibrarse para llegar a un acuerdo satisfactorio para todos.

En Zaragoza. Unidad de Mediación Policial

A finales de 2018, el Ayuntamiento de Zaragoza impulsó la creación de la Unidad de Mediación Policial de la Policía de Zaragoza (UMED) que vio la luz a principios de 2019 y que, en poco más de un año, se ha reivindicado como un servicio de gran utilidad. Integrada por agentes que han realizado un curso de Mediación en los Ámbitos Policiales impartido por la Universidad de Zaragoza, la unidad busca ayudar a las personas a resolver de la mejor manera posible y más rápida las situaciones de conflicto que pueden surgir de la convivencia diaria, para evitar que éstos acaben en largos y penosos procesos judiciales o administrativos. Así, y siempre que exista voluntad entre las partes implicadas, la Unidad de Mediación Policial ha mediado en conflictos muy diversos iniciados por denuncias como ruidos, molestias por obras, salubridad e higiene, animales de compañía, uso de zonas comunes o incidentes con menores.