El azud de Vadorrey puede considerarse una de las obras faraónicas de los últimos tiempos en Zaragoza. Su infraestructura costó 25 millones y generó meses y meses de obras y años de polémica. Tantos, que a día de hoy todavía genera una fuerte confrontación entre aquellos que están a favor de la presa y sus detractores. No existen informes sobre su impacto medioambiental, aunque la Declaración de Impacto Ambiental incluía en la licitación de la presa en el 2005 la obligación de realizar un seguimiento de los efectos en el río.

El pasado otoño, el Gobierno municipal decidió crear una mesa técnica para iniciar los estudios, después de que se averiaran dos compuertas del azud y se avivara la polémica. Según el resultado, el Gobierno municipal de Zaragoza en Común (ZeC) tomará una decisión sobre su futuro. Expertos consultados por este periódico coinciden en que la presa altera el curso natural del río y debe ser eliminada. Conscientes de que deshacer esta faraónica obra costaría millones, proponen como alternativa abatir por completo sus compuertas, de manera que se permita el paso del agua de forma natural.

Esta majestuosa obra hidráulica de 214 metros de longitud ubicada entre los puentes Giménez Abad y La Unión se construyó para la Expo 2008, entre los veranos del 2006 y el 2007, aprovechando las épocas de estiaje. Su principal función era la de crear una especie de balsa de agua en su tramo urbano y convertirlo en navegable. El proyecto también contemplaba la construcción del club naútico.

Levantar este bocal no fue tarea fácil, ya no solo por la obra civil que requería, sino porque el Gobierno de la ciudad, entonces con el alcalde socialista Juan Alberto Belloch, se encontró por el camino varios escollos que salvar relacionados con la financiación y explotación. Endesa, única empresa interesada, se retiró del concurso. «La primera víctima de la OPA de Gas Natural es el azud del Ebro», explicó la cúpula de la compañía eléctrica cuando le comunicó al Gobierno de la ciudad que se retiraba.

Belloch, que nunca estuvo dispuesto a renunciar a este proyecto, acabó sacándolo adelante dividiéndolo en dos fases y con el apoyo del Estado y el Gobierno de Aragón, que financiaron su construcción. Un 40% el Gobierno central y un 60% entre DGA y ayuntamiento. La sociedad estatal Expoagua asumió su gestión, ahora Zaragoza @ Desarrollo Expo, en proceso de liquidación.

COSTE

Mantener el azud le cuesta a las arcas municipales alrededor de 120.000 euros anuales -es la partida de este año-, solo 13.000 en consumo energético. El contrato inicial ascendía a 300.000 euros, pero el gasto de su mantenimiento ha ido variando de un año a otro. Por ejemplo, en el 2009 ascendió a 242.000 euros y en el 2016 a 134.000. La avería de las dos compuertas del azud que se produjo el pasado verano sacó a flote el debate que precedió a la obra sobre su necesidad y sobre su impacto medioambiental. Está diseñado de modo que cuando el caudal supera los 515 metros cúbicos por segundo (el doble del medio anual), las compuertas se bajan automáticamente para permitir que el agua discurra sin obstáculos y suba la cota de la lámina.

ZeC tiene claro que hay que eliminar cualquier barrera del cauce. Entre las primeras medidas que adoptó al llegar a la alcaldía fue dejar de dragar el río. La primera consecuencia fue que los barcos desaparecieron. El anterior Gobierno se gastó 600.000 euros entre el 2009 y el 2015.

En el debate sobre los beneficios de la presa no existe la escala de grises. Los clubes de deportes acuáticos aseguran que el azud fue vital para la práctica de piragüismo y remo. La lámina de agua permanente se ha convertido en un seguro para sus entrenamientos. Los vecinos también aplaudieron la obra ya que un nuevo puente unió las dos márgenes del río en Vadorrey. Expertos y ecologistas, que antes de los trabajos ya firmaron manifiestos en contra, alertan de las graves consecuencias que tiene sobre el río. Aseguran que el azud «es el elemento con mayor impacto en los ríos y que más daños provoca porque altera su morfología y sus conectividad longitudinal».

Las presas generan un embalsamiento, que a su vez origina una gran acumulación de gravas formando las barreras de sedimentos. Un proceso natural que se acentúa con el azud.