La naturaleza de las cepas, las condiciones climáticas, las variedades de plantas empleadas y la aceptación por parte de los agricultores de las medidas de contención (que implican destruir plantas) pueden modificar el recorrido de la enfermedad respecto a Italia y EEUU. El Philaenus spumarium no aguanta el calor y ni el frío extremos, lo que protegería algunas de las zonas olivareras de España. La más expuesta sería la costa del levante.

No existen curas. El protocolo europeo prevé la erradicación y la contención. Si se identifica un foco aislado, hay que destruir plantas en 100 metros a su alrededor y establecer vigilancia en 10 kilómetros. Si la infección es más generalizada hay que implementar zonas de contención. Finalmente, la Organización para la Protección de las Plantas Europeas y Mediterráneas (EPPO) prevé controles y muestreos estrictos para prevenir el contagio.

Las dos cepas más abundantes en las Baleares (Xylella fastidiosa fastidiosa y Xylella fastidiosa multiplex) son distintas a la que ha arrasado con los olivos en Italia (Xylella fastidiosa pauca). Se han detectado también casos de la cepa italiana en Ibiza, pero su ADN es distinto a la italiana. «No ha llegado de allí», afirma Blanca Landa. Al contrario, las cepas de Mallorca de Xylella fastidiosa multiplex se parecen más a la cepa presente en Córcega.