La pandemia del coronavirus amenaza con endurecer (o haber endurecido) el acceso a la vivienda, ya de por sí complejo para algunos grupos sociales como los jóvenes antes del estallido de la enfermedad. La razón es que el impacto de la enfermedad en el empleo no se está bien compensado por la evolución de los precios de los inmuebles. Los datos todavía no permiten confirmarlo en toda su extensión, pero apuntan en esa dirección. Así se desprende de un informe sobre el estado del sector inmobiliario publicado este sábado por Sociedad de Tasación.

El documento apunta que hacían falta 7,5 años del sueldo íntegro de un ciudadano medio para comprar una vivienda al cierre de 2020, una décima más que un año antes y el nivel más elevado desde septiembre de 2018. En cambio, la diferencia entre el poder adquisitivo real de dicho ciudadano medio y el teórico para realizar la adquisición (lo que en la práctica mide la relación entre los precios y la capacidad de endeudamiento adecuada) ha mejorado de cinco a 10 puntos. Lo relevante, con todo, es que dichos cálculos se basan en los últimos datos oficiales sobre salarios disponibles, correspondientes a 2018, y por lo tanto no reflejan el impacto de la crisis sanitaria en los sueldos.

"Lo desconocido del fenómeno producido por la crisis epidémica, y la aparición de nuevas variantes del virus causante, alimenta la incertidumbre sobre su solución y sobre el modo en que la economía y, por ende, el mercado inmobiliario pueda sufrir sus consecuencias. En ese sentido, habrá que tener en cuenta no solo las situaciones objetivas como el incremento del número de desempleados que pueda producirse, o la reducción de salarios y de ingresos, sino también factores más subjetivos que ya se observaron en la crisis financiera de 2008, como la retracción de la demanda a causa de la incertidumbre que se pudiese generar sobre las economías familiares", advierte el informe sobre el incierto futuro del sector.

Precios y confianza

La tasadora apunta que los precios de la vivienda nueva subieron el 0,9% en las capitales de provincia el pasado diciembre respecto a doce meses antes y un 0,2% frente a junio. La vivienda se lleva encareciendo desde el cierre del 2014, pero acumula ya tres años de moderación en el ritmo de incremento. "La crisis pandémica de los últimos meses ha podido influir en la aceleración de esa tendencia, si bien los modelos predictivos de Sociedad de Tasación ya anticipaban a principio de 2019 que el final de ciclo en ciudades como Madrid o Barcelona llegaría hacia finales de 2020 o la primera mitad de 2021", destaca la firma.

El índice de confianza en la evolución del sector, que elabora a partir de las respuestas de más de 700 profesionales, cerró el año pasado en unos muy bajos 40,9 puntos, en torno a los niveles mínimos del segundo trimestre del 2014. "Es probable, en ese sentido, que la vacunación masiva de la población, reduzca la incertidumbre sobre la evolución de la economía en general, y particularmente sobre las economías familiares, que vayan recuperando progresivamente la confianza, con la consiguiente repercusión sobre el sector inmobiliario. En consecuencia, es también probable que el aumento de la demanda induzca la reactivación de la producción de nuevas viviendas, que actualmente es inferior a la estimada como adecuada para el nivel de población del país", sostiene el informe.