Confidencialidad. Esa es la palabra que puede salvar a CAI de algún que otro disgusto más en su particular via crucis. La entidad ha enviado su respuesta al segundo requerimiento de la comisión de investigación para que remita las actas. Y la respuesta es negativa. No hará entrega de esos documentos y se ampara para no hacerlo, según el escrito remitido a las Cortes, en la confidencialidad, principalmente, de los clientes. Ante esta situación, los miembros de la comisión se están planteando si remitir o no un tercer requerimiento.

Calvera insistió en las actas y ayer Alfaro fue en la misma dirección. "Toda la verdad está ahí", subrayó el exdirector general de CAI. En ellas hay cuantiosa documentación sobre los comités de inversiones, de préstamos y de riesgos que son determinantes para calibrar cuál fue la gestión de la entidad a partir del año 2000. La compra de Galerías Primero, cartas de garantías a terceras entidades en operaciones millonarias, retribuciones, el por qué y el cómo de las sociedades participadas, entre muchos otros asuntos por dilucidar. A cambio, la dirección de CAI ha accedido a entregar las actas de las asambleas, con escaso valor informativo.

Lo mismo ocurre con el Banco de España que no soltará prenda porque así le ampara un dictamen del consejo de Estado. Tampoco se espera que acudan el día 15 la inspección del regulador ni el director general de supervisión. Quien sí lo hará es el exdirector general de CAI, Tomás García Montes, tal y como avanzó este diario el viernes pasado. Declarará el día 15 en la última sesión de la comisión de investigación.