La compañía aérea Air Nostrum espera poder operar su primer tren desde Madrid a Montpellier con paradas en Zaragoza, Barcelona, Perpinyà y Narbona a partir del próximo 5 de octubre de 2018, es decir, en menos de un año. La sociedad valenciana ha pedido el permiso a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia a través de la compañía Intermodalidad de Levante S.A., después de haber sido ya la única compañía privada que presentó alegaciones a los requisitos que decidió la CNMC en septiembre y de haber obtenido a final de 2016 la licencia para el mercado ferroviario.

El informe presentado por ILSA lleva la firma de Víctor Bañares, el exdirectivo de RENFE al que fichó hace un año y medio para preparar su aterrizaje en este sector y detalla que habría dos salidas diarias desde Madrid, la primera a las 7.45 de la mañana y la segunda a las 15.30 y que la duración del viaje sería de 5 horas y 47 minutos, la misma que la de los trenes de RENFE. El primer convoy llegaría a su destino final a las 13.42 y el segundo a las 21.17 horas. De Montpellier habría otras dos salidas, el primer tren partiría a las 7.00, con llegada a Atocha a las 12.47 horas y el segundo a las 15.30 con llegada a las 21.17. De hecho, se explica que el servicio se realizaría con el modelo AVE S100 de 347 plazas y se adjunta un enlace que lleva al servicio de alquiler de RENFE. En total, realizaría 3.800 kilómetros al día y podría llegar a transportar a casi 1.388 viajeros por jornada, es decir más de medio millón al año.

El ‘caramelo’ de Barcelona

Con los mercados nacionales sin liberalizar hasta 2020, según la orden de Fomento, las empresas privadas sólo pueden optar de momento por rutas internacionales. Por eso ILSA insiste en su informe en que la ruta Madrid-Montpellier está ‘maltratada’ por RENFE y la SNCF francesa, tanto en horarios como frecuencia. “La oferta de servicios, tanto de Renfe como de la SNCF han negligido tradicionalmente la atención a los mercados considerados periféricos, y más todavía si son de carácter internacional”, señala el informe, que recalca que el horario del actual servicio entre Madrid y Montpellier es “comercialmente” malo . Pero a nadie se le escapa que uno de los atractivos de la ruta es poder empezar a operar el Madrid-Barcelona dos años antes de lo previsto. Ese trayecto, según los horarios avanzados, se completaría en tres horas y siete minutos y el tiempo de parada sería algo menor que el de RENFE, cuyos enlaces ahora mismo entre las dos ciudades tardan entre dos horas y media y tres horas y diez minutos.

La barrera del 30%

Ahora hay cuatro semanas para que los afectados, y se espera que RENFE lo haga, pidan la “prueba de objetivo principal” y seis más para que la CNMC requiera todos los detalles del nuevo servicio a ILSA y decida si su objetivo real es el transporte internacional y no el nacional. Según los requisitos aprobados hace unas semanas, las compañías deben demostrar que el 30% de sus ingresos y viajeros serán del mercado internacional, es decir pasajeros que se montarían en el tren en España y bajarán en Francia o viceversa. RENFE y la Dirección General de Transporte Terrestre, del Ministerio de Fomento, pidieron en su momento que se elevara hasta el 50 por ciento pero su alegación fue rechazada. El argumento de ILSA es que en las zonas por las que pasaría completan un mercado de más de cinco millones de viajeros de los que “sólo 241.382 viajeros lo hicieron utilizando medios ferroviarios, es decir menos del 5% lo que representa una oportunidad para un Operador Ferroviario Internacional”. Si convence a la CNCM el resultado tendría validez para tres años.