Juan José Sanz cierra una importante y positiva etapa para Opel y para Aragón. Logró cambiar el ´chip´ de su antecesor, Angel Perversi, con un estilo muy alemán pero muy útil para el momento. Supo cuidar Figueruelas de las turbulencias del mercado, no alterar en exceso la vida laboral de la fábrica y sacarle tanto rendimiento a la planta que hoy es vital en la multinacional. Quizá su debe, muy alemán, es haberse pegado poco al tejido social de Zaragoza. *Periodista