Alemania ha vuelto a la carga contra el Banco Central Europeo (BCE). Justo el día antes de que la institución celebre su reunión mensual para abordar el estado de la eurozona, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, pidió el regreso a una política monetaria «normal» y poner fin al programa de compra de bonos y de intereses cero que irrita a tantos en Alemania.

Reunido por videoconferencia en un encuentro de la banca en Fráncfort, corazón económico de la primera potencia europea, Schäuble ha lamentado el empeño de Mario Draghi en mantener unas políticas que pretenden estimular a los bancos para que presten más dinero y crezca el consumo. «Hemos vuelto a una situación normal mucho más rápido de lo esperado», apuntó, remarcando que la eurozona ya vuelve a ser lo suficientemente fuerte como para soportar un aumento de los tipos de interés.

Las políticas de intereses bajos del BCE favorecen al pago de la deuda de los asfixiados países del sur de Europa, pero perjudican a los ahorradores privados e inversores financieros, entre los que está la banca alemana.

Las palabras de Schäuble llegan poco antes de que el BCE empiece a debatir la posibilidad de aplicar un programa de compra de bono público de hasta dos trillones de euros para el 2018. Aún así, el ministro también ha querido defender la independencia de la institución a la que critica. Según las expectativas de mercado, es improbable que las tasas suban hasta el 2019.

Esta es la enésima vez que Schäuble, padre ideológico de la ortodoxia fiscal y austeridad que Alemania ha impuesto a sus socios, carga contra el BCE en defensa de sus intereses nacionales. Hace unos meses incluso culpó a Draghi del auge del partido ultra Alternativa para Alemania (AfD).

Desde Fráncfort, la élite bancaria alemana apoyó a su ministro, siendo el Deutsche Bank el más claro. «La era del dinero barato en Europa debe llegar a su fin, a pesar de la fortaleza del euro», sentenció John Cryan, consejero delegado de la entidad.

El Consejo de Gobierno del BCE comenzará hoy a debatir un posible cambio en su actual programa de compra de activos por valor de 60.000 millones mensuales, que, en todo caso, no se pondría en práctica hasta el próximo año. Varios analistas dudaban ayer sobre si el presidente del BCE, Mario Draghi, ofrecerá las primeras señales de ese cambio de orientación o esperará hasta la próxima reunión del Consejo el 26 de octubre.

RELEVO PARA LA CITY / El principal banco alemán considera que medidas del BCE como los bajos tipos de interés o las multas por tener dinero en efectivo han supuesto una desventaja competitiva para sus negocios.

El encuentro también sirvió para mostrar la fuerza de Fráncfort, que se postula como principal atractivo financiero para las empresas que podrían abandonar Londres tras el brexit. Schäuble aseguró que, con la decisión del Reino Unido de abandonar su pertenencia a la UE, la Autoridad Bancaria Europea debería trasladarse a la ciudad alemana, donde ya está localizada la sede del BCE. «Solo hay una ciudad que pueda cumplir con los requisitos para ser un centro financiero, es Fráncfort», remarcó Cryan.