Un total de 4.000 toneladas de alfalfa de Aragón viaja en estos momentos por vía marítima con destino a China. Son los primeros pedidos al abrigo del convenio bilateral firmado el pasado mes de junio entre España y el gigante asiático, un acuerdo que está llamado a revolucionar el sector por las enormes potencialidades que ofrece este mercado. Allí, el consumo de este producto crece a un ritmo vertiginoso debido a su numerosa cabaña de vacas lecheras de alta genética.

Los contenedores cargados de forraje partieron en barco desde el Puerto de Barcelona en las últimas semanas de septiembre. El periplo dura aproximadamente un mes, con lo que las primeras remesas están al llegar. El estreno de esta vía de exportación lo protagonizan tres empresas aragonesas --dos de Zaragoza y una de Huesca-- y tres catalanas, que en su conjunto han enviado 9.000 toneladas de alfalfa en pacas deshidratadas y, en menor medida, en granulado. Estos días, los productores cruzan los dedos. "Es la primera vez y hay nervios porque el mercado chino es completamente diferente al nuestro. Los primeros envíos siempre preocupan, por los niveles de exigencia que habrá en las aduanas, pero todo saldrá bien", apunta Joaquín Capistrós, director de la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), que tiene su sede en Zaragoza.

Un futuro prometedor

La campaña actual, que finalizará el 31 de noviembre, se prevé cerrar con la exportación a China de 30.000 toneladas. Esto es solo el comienzo. Las estimaciones para el 2015 apuntan a que se alcanzarán las 200.000 toneladas --110.000 procedentes de Aragón--, lo que en términos económicos supondrá unas ventas de 40 millones de euros. En total hay 24 empresas españolas --12 de ellas de Aragón-- homologadas para exportar al país oriental. "El potencial es muy grande. Si somos capaces de acomodarnos a las exigencias del cliente y de dar seguridad alimentaria, se afianzará el futuro del sector en España", destaca Capistrós.

El forraje cobra cada día mayor relevancia en Aragón, que cultiva prácticamente la mitad de la alfalfa de España, que a su vez representa el 50% del volumen de la producción de Europa. Es el segundo país exportador del mundo, solo por detrás de Estados Unidos, al que podría acercarse en los próximos años gracias a la entrada en el mercado chino. Las condiciones del valle del Ebro son las que favorecen el cultivo de una alfalfa de inusual calidad, idónea para la alimentación del ganado vacuno, ya que, debido a su elevado aporte de proteínas, favorece la producción de leche.

El pedigrí de este producto made in Aragón es valorado a nivel internacional y ha propiciado el interés de cada vez más países. No en vano, el 70% de la producción de la comunidad va a parar al exterior, principalmente a los Emiratos Árabes (para alimentar camellos) y Arabia Saudí (vacas).

La alianza con China es el resultado de un largo proceso de negociaciones que desde el lado español ha capitaneado la asociación AEFA. Tras cuatro años de trabajo y varias visitas de delegaciones chinas a tierras aragonesas, el pasado junio se firmó un protocolo entre ambos países, siendo España el segundo estado después de EEUU al que el gigante asiático abre sus fronteras para este producto. Su relevancia quedó reflejada en la reciente visita a Pekín del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la que la alfalfa fue uno de los 14 acuerdos bilaterales que se ratificaron.

"El reto es lograr que al agricultor le rente este cultivo y se incremente así la producción para cubrir la demanda que solicite el mercado chino", apunta Capistrós. Y es que la producción de alfalfa en Aragón lleva tres años en descenso. En el 2014, con 85.000 hectáreas de regadío, se situará en 850.000 toneladas, cuando en los mejores años se superaba el millón de toneladas. Este retroceso se debe a la mayor rentabilidad que en los últimos tiempos han reportado cereales como el maíz, lo que ha hecho que algunos agricultores hayan abandonado en parte la alfalfa. Sin embargo, desde AEFA creen que en la próxima campaña --se iniciará en abril-- volverá a repuntar la producción. "Y si a los chinos les gusta, aún crecerá más", auguran.