El consejero de Industria del Gobierno aragonés, Arturo Aliaga, mantuvo ayer una reunión con responsables de la empresa de prefabricados de Huesca a los que sugirió que mantengan al menos una parte de su actividad en la capital oscense. La empresa pertenece al grupo Prainsa y ha decidido presentar un expediente de extinción de contratos de los cerca de 90 trabajadores fijos. Aduce que la factoría no reúne las condiciones para la fabricación de un tipo de materiales que sí podrían elaborarse en las instalaciones de Monzón, donde proyecta invertir unos dos millones de euros y crear 40 nuevos empleos.

Aliaga insistió en que se mantuviera en Huesca el equipo de ingeniería propia (una docena de técnicos) y la externa, así como la fabricación de moldes y el taller mecánico, que mantendría abierta la posibilidad de futuras ampliaciones. Con los traslados a Monzón y estos empleos todavía quedarían unas 30 personas a las que afectara el expediente que, en todo caso debe negociarse con el comité de empresa.