La indignación ha vuelto a la plantilla de Cardinter, firma aragonesa de confección textil ubicada en la carretera de Madrid. La empresa incumplió el pasado sábado, día 5 de abril, el acuerdo alcanzado en febrero en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA), por el cual se comprometía a abonar en plazos las siete nóminas que llegó a deber a sus 50 trabajadores (a razón de tres sueldos en un primer pago de vez y una nómina y media cada mes hasta octubre). Así, su propietario ha faltado a su palabra a pesar de haber logrado el respaldo de Avalia --por una cantidad de 300.000 euros-- que le permitió lograr la refinanciación de su deuda con varias entidades financieras. Gracias a este pacto, el empresario consiguió que sus empleados abandonaran una huelga que duró siete semanas, una amenaza que ahora regresa por lo que consideran una "tomadura de pelo" por parte de la empresa.

Ante el incumplimiento del acuerdo y el "pasotismo de la dirección" a la hora de dar una solución --"o cuanto menos una explicación", apuntan fuentes sindicales--, el comité de empresa convocó una asamblea de trabajadores el martes, en la que se aprobó por mayoría dar un plazo de dos días para que la empresa plantee alguna salida. De no ser así, se convocará de nuevo una huelga indefinida.

DESLOCALIZACIÓN A TÚNEZ En este sentido, desde el sindicato CCOO anunciaron ayer que hoy mismo se solicitará la convocatoria de paros en el SAMA, a la espera de que la citación para intentar alcanzar un nuevo acuerdo en el conflicto se produzca. En caso contrario, la huelga comenzaría el próximo 24 de abril.

Los trabajadores están "muy enfadados" por la actitud del propietario de Cardinter, que se encuentra en Italia y no volverá hasta después de Semana Santa. Plantilla y sindicatos mantienen sus sospechas de que su intención sigue siendo "deslocalizar la actividad" a una fábrica que tiene en Túnez. Por este motivo, tampoco entienden el apoyo de Avalia, que la sociedad de garantía recíproca justificó en el "mantenimiento del empleo".

Cardinter (Cardenal Internacional) ya prescindió en mayo del año pasado de 50 empleados mediante un ERE de extinción, pero la primera medida de ajuste laboral se impuso en el 2007. La firma está especializada en la confección de trajes de ceremonia para caballero, tiene más de 20 años de vida y llegó a emplear a más de 400 personas. En el 2011, el grupo textil cerró la planta que tenía en la localidad navarra de Fitero, donde trabajaban 107 personas.