La negociación del nuevo convenio colectivo de Android, dedicada al montaje de puertas, salpicaderos y suspensiones dentro de la fábrica de Opel en Figueruelas, ha comenzado de la peor manera y tiene visos de acabar desatando un grave conflicto laboral. El rechazo frontal de los sindicatos a la propuesta empresarial, que según ellos recogía una bajada salarial de entre el 10% y el 15% (en torno a 150 euros menos al mes por operario), ha llevado a la dirección de la compañía a plantear seriamente una inaplicación del convenio colectivo, lo que conllevaría una rebaja de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores. Ante esta posibilidad, en la parte social se han encendido todas las alarmas y se estudia ya movilizar a la plantilla, formada por cerca de 500 trabajadores, para hacer frente a la «cerrazón» de la empresa.

El desenlace de este conflicto en ciernes dependerá en gran medida del resultado de la reunión que ambas partes mantendrán hoy a las 14 horas en la planta, un encuentro que servirá para dilucidar si la empresa sigue adelante con el proceso de inaplicar el convenio. «No vamos a quedarnos parados. Tenemos que luchar por nuestras puestos de trabajo y por unos salarios dignos que mantengan el poder adquisitivo de los trabajadores», apuntaron ayer fuentes sindicales.

El caso de Android es clave para saber por dónde respira la industria auxiliar del automóvil de Aragón, al tratarse de uno de los primeras empresas proveedoras de Opel España que afronta la renovación de su convenio tras el ajuste laboral y salarial pactado el pasado mes de enero la factoría aragonesa del grupo PSA tras un duro y tortuoso periodo de negociación.

La dirección de Android justifica sus pretensiones de devaluar salarios en la exigencia de Opel de reducir los costes. Concretamente, la matriz automovilística ha requerido a las auxiliares que trabajan dentro de la fábrica de Figueruales, como ocurre con esta empresa, un recorte de gastos del 20%, lo que implica importantes sacrificios para los trabajadores.

En la última reunión entre ambas partes, celebrada el 26 de marzo, Android presentó al comité la documentación para llevar a cabo una inaplicación del anterior convenio, cuya vigencia espiró al cierre del 2017 pero sigue activo mientras no se acuerde uno nuevo. Antes de abordar este proceso extraordinario, la empresa hizo una propuesta que contemplaba tres días más de trabajo, una reducción de cinco minutos en las pausas, una bajada salarial y la implantación de nuevo salario de entrada para los nuevos empleados.