La Fiscalía Anticorrupción sitúa al magnate Mijail Fridman, dueño de los supermercados Dia, en la cúspide de un entramado criminal destinado al «asalto» de empresas para llevarlas a pique y «apoderarse de ellas ilegalmente». Según ha podido saber este diario, el fiscal José Grinda pidió el jueves pasado en un escrito que Fridman declare como investigado por llevar a cabo acciones delictivas para hacerse con la multinacional española Zed, compañía de tecnología y servicios digitales creada por Javier Pérez Dolset, que está siendo investigada por la Audiencia Nacional por una presunta trama de fraude de subvenciones públicas.

Anticorrupción le atribuye cuatro delitos: maquinación para alterar el precio de las cosas, corrupción en los negocios, administración desleal e insolvencia punible: «De las diligencias practicadas se concluye que Fridman tiene el control de los acontecimientos que derivaron en la insolvencia de Zed», que en el 2016 se declaró en concurso de acreedores.

Según el fiscal, el inversor «se aseguró una posición dominante respecto del conglomerado empresarial vinculado al grupo Zed, siendo uno de los principales acreedores de la compañía» y luego llevó a cabo «actuaciones de distinta intensidad» con el fin de conseguir «su bloqueo institucional y económico (insolvencia)» para adquirirla a un «precio irrisorio muy inferior al de mercado».

Fridman, conocido en su entorno como Misha, contó para ello, según la Fiscalía, con socios rusos que también están siendo investigados. Las conversaciones telefónicas intervenidas por los investigadores apuntan «al poder» y la influencia del empresario sobre otros directivos, que en sus mensajes se refieren a Fridman como «el gran hombre».

Anticorrupción sospecha que la compañía española, o más concretamente uno de los grupos del que Zed era accionista, pudo destinarse a pagar dinero a familiares del gobierno de Putin.