En la Grecia clásica, es indudable, se asientan los cimientos de eso que se ha dado en llamar cultura occidental. Ya lo dijo el romano Cicerón: "Aquella luz que llegó a la orilla del mundo y expandió la semilla griega del conocimiento y la sabiduría, en el flujo incesante del tiempo, su luz sigue brillando eternamente". Desde entonces, cientos de reconocimientos se han sucedido. Pero la luz, a lo que parece, brilla solo desde el pasado.

Grecia, epicentro de la crisis europea, volvió ayer inesperadamente al primer plano y, como ha sido habitual durante los últimos años por más que hace tiempo que no sucediera, provocó estragos y tiniebla.

La posibilidad de que el Gobierno heleno adelante la salida del rescate europeo al 2015, ante el liderazgo de Syriza (el Podemos griego) en las encuestas, atemorizó tanto como un informe de Fitch que alertaba de la debilidad de sus cuatro principales bancos y avisaba de que el Estado no tiene recursos suficientes paras salvarlos si fuera necesario

Es decir, un nuevo elemento del que preocuparse en el marco general del temor que provoca la desaceleración de la recuperación europea. Y para terminar de ensombrecer los ánimos, unos malos datos macroeconómicos en Estados Unidos provocaron una pésima apertura de Wall Street, salvador de la jornada en otras ocasiones.

El Ibex 35, así, cayó un 3,59%, su peor registro desde enero, hasta los 9.838,5 puntos, nivel más bajo desde marzo.