La crisis de Cataluña afectará claramente a la economía aragonesa. Solo este año, la comunidad dejará de crear entre 2.771 y 6.000 puestos de trabajo, en función de cómo evolucione el conflicto político. Las previsiones señalan que Aragón generará alrededor de 12.000 empleos este ejercicio, pero la cifra será finalmente inferior por la inestabilidad que vive Cataluña. Esta es una de las primeras conclusiones del estudio presentado ayer por la consejera de Economía, Industria y Empleo, Marta Gastón, y por Eduardo Bandrés, catedrático de Economía Aplicada y responsable del Observatorio de Coyuntura creado para analizar los efectos del referéndum del pasado 1 de octubre en Cataluña.

El informe, que plantea tres escenarios diferentes (normalidad, riesgo moderado y severo), revela que el producto interior bruto (PIB) de Aragón -una de las economías más expuestas a la comunidad vecina- podría dejar de crecer entre el 0,5% y el 1,2% durante el 2018. De esta forma, en un escenario de riesgo moderado, la comunidad crecería un 2,5%, mientras que en el de riesgo severo, lo haría un 1,8%, porcentajes muy alejada del 3% previsto en condiciones normales. La dependencia entre las dos regiones viene dada porque Cataluña concentra el 38% de las exportaciones nacionales de Aragón (ver gráfico). Además, el 21% de las compras que realiza Cataluña tienen lugar en Aragón.

UNA RELACIÓN INTENSA

Pese a todo, Bandrés quiso incidir en que la comunidad crecerá «bien, pase lo que pase» y consideró que todo apunta a que el PIB repunte por encima del 2,5% e incluso del 3%. Sin embargo, no ocultó los efectos derivados de una relación comercial tan intensa con una región como Cataluña, que concentra el 20% del PIB nacional.

Tanto Bandrés como Gastón incidieron que el actual escenario es «negativo» para Aragón y que la situación actual de Cataluña no beneficia en absoluto a la comunidad. «Lo mejor que le puede suceder a la economía aragonesa es que a la economía catalana le vaya bien», resumió la consejera Gastón.

El Informe sobre los efectos de la crisis política de Cataluña sobre la economía aragonesa en 2018, primero de estas características que se lleva a cabo en España, también pone el acento en cuáles son los sectores (excepto servicios y energía, que no son analizados) que se pueden ver más influidos por el conflicto y qué provincias aragonesas son las más expuestas a la crisis catalana.

EL EFECTO EN EL CAMPO

El estudio revela que la agricultura y la industria agroalimentaria son los dos sectores que más sufrirán si se agrava la situación o se prolonga en el tiempo, ya que son los más expuestos, con el 39,5% y el 14,2%, respectivamente. En este sentido, Bandrés subrayó que «ya tenemos constancia de que la inquietud y la inestabilidad ha provocado la paralización de ventas en estos sectores».

El informe refleja que otras actividades son también «sensibles» al conflicto catalán. Es el caso de la industria química, el papel, la metalurgia, la fabricación de productos metálicos, los productos minerales no metálicos, el caucho o las materias plásticas.

Respecto a las provincias que se verían más afectadas por el alargamiento del conflicto destaca Huesca, ya que exporta un 44% de su producción a Cataluña, seguida del 35% de Teruel y del 20% de Zaragoza. En concreto, el grado de exposición se situaría en el 43% en Huesca, en el 30% en Teruel y en el 4,7% en Zaragoza. El sector más afectado en esta última provincia sería el del automóvil, debido a su relevancia y peso en el conjunto de la economía.

El estudio, que fue presentado ayer a los agentes sociales de Aragón (CEOE, Cepyme, UGT y CCOO) y al Colegio de Economistas de Aragón, está elaborado por la Universidad de Zaragoza a petición del Gobierno de Aragón y pretende analizar cuál es la situación a la que se enfrenta la economía aragonesa para poder plantear soluciones y medidas a fin de paliar los efectos negativos. De hecho, está previsto que el 15 de junio se vuelvan a reunir los distintos agentes para buscar alternativas en caso de que la crisis catalana se prolongue.

SOLUCIÓN: DIVERSIFICAR

La consejera de Economía destacó que el margen de maniobra del Ejecutivo aragonés es «mínimo» en estas circunstancias, si bien recalcó que una de las posibles soluciones pasaría por «buscar nuevos mercados» a los que vender los productos aragoneses, no solo a nivel nacional sino en el exterior.

Para Eduardo Bandrés, uno de los grandes activos de Aragón en estos momentos es la estabilidad institucional y la paz social, que consigue actuar como polo de atracción de posibles nuevas inversiones y también de empresas que buscan la estabilidad. «Lo mejor que podemos hacer es pensar en nosotros», en alusión a la apuesta por estos intangibles.