La crisis de la construcción no cesa. Arascón Vías y Obras SA ha sido la última ficha en caer de un sector cuyas empresas están, en muchos casos, al borde del abismo. Arascón ha sido la última en recibir la puntilla con la presentación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que plantea la extinción de los 66 empleados que la compañía tiene en la comunidad. La plantilla recibió la noticia el pasado martes, tras una reunión mantenida con la dirección y solo un día después de celebrarse las elecciones sindicales.

Según confirmaron ayer fuentes sindicales, la situación que atraviesa la constructora --perteneciente a Infraestructuras Terrestres (Intersa)-- es "complicada" desde el punto de vista económico, motivo por el cual se ha presentado el ERE de extinción. Tanto es así, que las mismas fuentes afirman que Arascón se encuentra en situación preconcursal, por lo que podría entrar en una antigua suspensión de pagos en cuaquier momento. Además, también apuntaron que la constructora arrastra una deuda que "puede alcanzar hasta los diez millones de euros", como consecuencia de los impagos a los proveedores, a la Seguridad Social y a la plantilla. En este último caso, Arascón tiene pendiente de pagar la última nómina a los 66 trabajadores, apuntaron fuentes sindicales.

PROCESO NEGOCIADOR A partir de ahora se abre un periodo de negociación entre el comité y la empresa para consensuar una salida para los empleados. Así, todo apunta a que, en caso de alcanzar un acuerdo, se procedería al cierre y la extinción de la empresa. Por tanto, fuentes sindicales señalaron que "lo más probable es que los trabajadores tengan que conformarse, en lo relativo a las indemnizaciones, con lo que ofrezca el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa)", porque "va a ser muy difícil que cobren de la empresa".

DE ARAGÓN A MURCIA Arascón cumplió medio siglo de vida en el 2009, en pleno epicentro de la crisis del ladrillo. Pero la constructora cambió de manos un año antes. Fue en el mes de febrero cuando la familia Solans anunció la venta del 80% del capital de la empresa a la firma murciana Intersa. Algunas fuentes consultadas apuntan que Alfonso Solans, anterior presidente de la firma, vendió en el mejor momento y que "fue un visionario", puesto que tres años después la crisis actuó como un tsunami tanto en esta como en muchas otras compañías del sector.

"Llevamos dos años horribles, en los que la construcción se ha venido totalmente abajo, pese a que históricamente siempre ha habido mucho trabajo", apunta un empleado. Tanto es así, que hace apenas dos años la plantilla superaba los 200 trabajadores. Ahora solo quedan 66 personas, algunas de las cuales dejan una empresa en la que han trabajado más de 30 años.

EN EL VALLE DEL EBRO Arascón se dedica tanto a la construcción civil como a la edificación, por lo que desde su su fundación, en el año 1959, ha participado en gran parte de los proyectos de la comunidad. Desde el Parque Tecnológico de Reciclaje, hasta la autopista autonómica, pasando por el Edificio Seminario, el polígono Centrovía o el de Boltaña.

Antes de la crisis de la construcción, Arascón trabajaba principalmente en el valle del Ebro, donde concentraba el 90% de su actividad, mientras que el 10% se repartía entre Navarra y La Rioja. Entre 1995 y 2006 pasó de facturar cuatro a 68 millones de euros.

Arascón es, de momento, la última ficha en caer, pero, según aseguran fuentes del sector, no será la última, porque la crisis se cobrará nuevas víctimas.