El consejo rector de Arento respaldó ayer un plan de reestructuración que también conllevará un cambio radical en la gestión del mayor grupo alimentario de Aragón. La nueva hoja de ruta de la sociedad se apoya en una ampliación de capital de cuatro millones de euros que serán aportados por los propietarios de Arento, es decir, por las 88 cooperativas que integran el grupo. Esa inyección económica, «avalada por la mayoría de los socios y fundamentalmente por los de más tamaño», permitirá poner en marcha una reestructuración financiera que se encuentra «muy avanzada», según apuntó ayer a este diario el presidente de Arento, Pedro Naudín, al término del consejo.

El objetivo de esta reestructuración es introducir cambios en la financiación de la deuda, de forma que se puedan alargar los plazos de devolución de los préstamos contraídos por las inversiones realizadas en los últimos años. De esta forma, los más de 12 millones que tiene Arento en préstamos a corto plazo pasarían a devolverse en el plazo de unos diez años. Algunas fuentes cifran en unos 40 millones la deuda total del grupo.

Sin embargo, este plan financiero necesita el visto bueno de Bantierra y Caja Rural de Teruel, entidades con las que habitualmente trabaja el grupo agroalimentario aragonés. Estas dos cajas rurales consideran que el mejor aval es la apuesta de sus socios con la ampliación de capital, pero podrían ser necesarias otras garantías para llevar a cabo la reestructuración, según señalaron fuentes financieras.

Las negociaciones de los últimos meses han sido muy intensas y en ellas también ha participado el Gobierno de Aragón. De hecho, no se descarta la posibilidad de que el Ejecutivo autonómico pudiera entrar en la operación con la aportación de un aval de alrededor de 12 millones de euros, según fuentes consultadas por este diario. El propio presidente de Arento reconoció ayer conversaciones con la DGA en esta dirección, si bien no confirmó que se fuera a producir la firma de dicho aval. Esta hipótesis tampoco la descartan en fuentes financieras, aunque consideran que «el grupo tiene viabilidad con otra forma de gestión y porque tiene suficiente dimensión», ya que su facturación supera los 218 millones de euros y su ebitda (beneficio bruto de explotación antes de deducir los intereses, impuestos, depreciación y amortización) es de 5,9 millones.

CAMBIOS INTERNOS

El plan de reestructuración de Arento también supondrá una renovación orgánica. Ayer, el presidente del grupo, Pedro Naudín, comunicó su decisión de dejar el cargo tras 15 años al frente de Arento, que también nombrará a un nuevo director general en sustitución de Luis Navarro. El relevo de Naudín será designado durante la asamblea extraordinaria que se celebrará el próximo 18 de enero y que también deberá ratificar los acuerdos aprobados ayer por el consejo rector.

«Creo que es el momento oportuno para dejar el cargo, ya que la puesta en marcha del plan de reestructuración también exige introducir cambios en los principales cargos». «Es mejor dar paso a un nuevo presidente para que pueda dar un impulso al plan», precisó Naudín.

Arento también prevé elaborar un nuevo plan de negocio que será confeccionado por los gerentes de las principales cooperativas del sector (Zuera, Tauste, San Mateo y Sábada, entre otras), que, a su vez, se harán cargo de la dirección general del grupo hasta la designación de un directivo.

Otro de los cambios que introducirá Arento será el de acercar la actividad de la sociedad a las cooperativas, haciéndola más transparente, así como una mayor profesionalización.