La Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva) defiende una armonización mundial de normas -algunos países usan estándares que enmascaran barreras de entrada- y la mejor aplicación del panel de cata para acabar con la inseguridad jurídica de las empresas.

En una entrevista con Efe, el director general de Asoliva, Rafael Pico, analiza las principales reivindicaciones de esta patronal, que reúne a los mayores exportadores de aceite de oliva del mundo, y las trabas que encuentran en el comercio internacional.

Pico expresa su preocupación por las barreras no arancelarias con las que se topan las compañías porque no hay una armonización de normas a nivel mundial y, aunque existe el denominado "Codex" como una referencia para los países, no es de obligado cumplimiento.

Según recuerda, el Consejo Oleícola Internacional (COI) sí tiene normas comunes, pero EEUU, Australia, China, Japón y otros países no están adheridos, obligando incluso a las empresas a poner diferentes etiquetados y denominaciones en función del destino de exportación.

En materia de residuos fitosanitarios, por ejemplo, EEUU permite tan sólo 3 pesticidas para el aceite de oliva mientras que la UE tiene 400 materias activas autorizadas.

Pico aboga por que estas naciones se adhieran al COI para debatir e intentar consensuar las mismas normas y por mejorar la aplicación del "panel de cata" o "test".

Deja claro que la industria no se opone a la prueba del panel test, pero sí que está en contra de su aplicación actual, que en su opinión provoca inseguridad jurídica a las empresas y a los consumidores, porque podría derivar en acusaciones de fraude.

En este contexto, Asoliva acudirá a la 51 reunión del Comité Consultivo del COI en Amman (Jordania), el 24 de abril, con varias reivindicaciones urgentes como que dicho organismo haga públicos los estudios comparativos que realice sobre los paneles de cata oficiales -expertos que dictaminan qué es un virgen extra por su olor y sabor- para comprobar cuál es la "variabilidad" entre ellos.

Según sus datos, hay estudios que acreditan un nivel de discrepancias del 30 % en España, cifra que podría llegar al 50 % o más en otros países, lo que muestra -a su juicio- su subjetividad.

Si un panel de cata reconocido ha dictaminado que una muestra es virgen extra, "no puede venir otro a los pocos días y decir lo contrario": "Nos estamos jugando la marca, el prestigio e incluso la vida de una empresa. No aceptamos esta variabilidad", afirma.

Por otra parte, apuesta por pruebas físico-químicas y organolépticas a su salida al mercado con un período de validez durante la fecha de consumo preferente, y que ésta se regule en todo el mundo, armonizándola para todos los países en 24 meses.

Actualmente, en España existe "un acuerdo no escrito" para situarla en 12 meses, pero hay ejemplos de envases a 18 o 24 meses; y en muchos países es el importador quien decide la fecha de consumo preferente, pese a que su calidad puede degradarse.

Los exportadores deben hacer frente a numerosos obstáculos, como los que proceden de fuentes interesadas, según Asoliva.

En este punto, incide en que el liderazgo de España "es enorme", y hay competidores como EEUU o Australia que intentan atacarla, poniendo en duda la calidad y hasta sugieren fraudes.

Pico defiende, por su trascendencia, introducir modificaciones legales para que futuras "extensiones de norma" de la Interprofesional puedan incluir gastos de litigios y defensa jurídica en caso de ataques contra el sector oleícola español.

Esta medida no está permitida ahora en la citada norma, pero la Interprofesional tiene la posibilidad de solicitarlo al Ministerio.

Asoliva cree que usar fondos de la extensión de norma para tal fin puede ser más efectivo en ciertos momentos que la promoción, ya que de nada sirve hacer fuertes inversiones en un país que luego cierre su mercado, aludiendo problemas de residuos o de calidad.

EEUU, por ejemplo, lleva siete u ocho años con el consumo estancado debido a la publicación en medios afines a los productores californianos de informaciones que cuestionan la calidad de los aceites extranjeros y generan desconfianza en el consumidor.

España batió un récord histórico en exportación en aceites y grasas en 2017, con 4.938 millones de euros, el 16,3 % más que en 2016.