Más allá de los resultados concretos que se alcancen en las negociaciones entre trabajadores y dirección de GM Europa, las consecuencias repercutirán de forma directa sobre un sinfín de compañías proveedoras de la multinacional. En Aragón, unas cien, con unas plantillas que superan las 6.000 personas, podrían sufrir un efecto dominó si GM reduce su producción. Si esa decisión alcanza el 10% de la actividad industrial, el crecimiento de la economía aragonesa se resentirá en un -0,3%.