El sistema de pensiones español ha jugado un rol importante para mantener la calidad de vida y luchar contra la pobreza entre las personas mayores. Y si los jubilados españoles han logrado capear mejor la crisis que otros colectivos ha sido porque «las pensiones han mantenido su poder adquisitivo». Así lo refleja la Comisión Europea en un nuevo y extenso informe, elaborado antes de que se reabriera el debate en España, que apunta a los riesgos a los que se enfrentan dos grupos en particular: las mujeres mayores y los trabajadores autónomos.

El documento constata que las mujeres españolas están más expuestas en la vejez que los hombres al riesgo de pobreza y exclusión social por la brecha laboral, por el menor acceso a pensiones de jubilación y porque aquellas que la reciben cobran un 33% menos que los hombres (37% de media en la UE). El segundo colectivo en desventaja es el de los autónomos. A finales del 2016 había en España 1,97 millones, el 10,6% de la población con empleo por aquel entonces, y el 86% cotizaban la cuota mínima a la Seguridad Social, el 90% en el caso de los menores de 40 años. El resultado son pensiones una media un 41% más bajas que las del resto.

Por otra parte, el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) tildó ayer de «imposible» que el impuesto a las tecnológicas pueda financiar la subida del 1,6% de las pensiones que pactaron el Gobierno y el PNV.