El Plan de Inclusión Sociolaboral de Zaragoza, impulsado por el ayuntamiento en colaboración con la Asociación Aragonesa de Empresas de Inserción (Arei), ha generado desde que se puso en marcha en el 2013 un total de 335 puestos de trabajo. De ellos, 275 fueron contratos de inserción propiamente dichos, mientras que el resto fueron para cargos organizativos y de dirección.

Según destacó ayer el jefe de la oficina técnica municipal de empleo, Jesús Alquézar, el 56% de las personas que han pasado por el programa entre el 2013 y el 2017 siguen trabajando en empresas de inserción, en compañías normales o están realizando algún plan formativo. «Dos de cada tres personas que pasan por el plan de inserción retornan al mercado laboral normalizado», destacó por su parte el presidente de Arei, Carlos Lazaga, que apuntó que este tipo de programas no se realizan en todas las comunidades. «De hecho, muchas veces nos llaman de otras regiones para que intentemos convencer a las administraciones públicas», comentó.

Más allá de los beneficios en los participantes y en las empresas de la llamada economía social, el programa del ayuntamiento también redunda en beneficio de de toda la comunidad. No en vano, en estos cinco años se han realizado 1.158 actuaciones en la ciudad. El acondicionamiento de jardines, el mantenimiento en instalaciones deportivas, reformas en casas de juventud, bibliotecas o escuelas infantiles son algunos de los servicios realizados. El primer año del programa, tan solo siete entidades o servicios municipales se inscribieron en el plan, mientras que ahora ya son una veintena.

El programa del 2017 finalizó con la contratación de 58 personas, mientras que para el 2018 se prevé alcanzar las 74, tras un aumento del presupuesto (se alcanzará por primera vez el millón de euros). Desde el 2013 se han destinado más de cinco millones.