España e Italia son los dos países de la zona euro, de entre los seis mayores, que más se han beneficiado de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) de bajos tipos de interés y de compra de deuda pública. En concreto, se estima que entre el 2014 y el 2016, la economía española ha acumulado un crecimiento adicional del 1,7% gracias a este impulso y un menor déficit público en este periodo equivalente al 1,9% del producto interior bruto (PIB).

Estos son los cálculos que publicó ayer el Banco de España a partir de un estudio cuyo objetivo es lograr «una estimación aproximada de los efectos totales (directos e indirectos) de la política monetaria no convencional sobre las finanzas públicas para España y el conjunto de la Unión Económica y Monetaria (UEM)». El estudio por países se centra en los seis mayores de la UEM: Alemania, Francia, Italia, España, Holanda y Bélgica; ni Grecia, ni Portugal ni Irlanda, tres de los países rescatados por la UE, aparecen en el análisis más pormenorizado del Banco de España.

Alemania despunta como el país del que el Banco Central Europeo ha comprado un mayor volumen de deuda pública. Sin embargo, las mayores ventajas en ahorro de tipos de interés han beneficiado sobre todo a España e Italia, los dos países cuyos bonos a diez años rebasaron o rozaron el tipo de interés del 7% en los peores momentos de la crisis del euro, a mediados del 2012.

Con este informe, el Banco de España contribuye a poner cifras a los efectos de los bajos tipos sobre la economía española, uno de los tres «vientos de cola» que junto con el menor precio del petróleo y la relativa debilidad del euro han contribuido a la salida de la recesión y que a partir de ahora están llamados a agotarse.

El impacto directo de la política monetaria del BCE sobre las economías se deriva del ahorro en la carga de intereses de la deuda pública favorecido por los menores tipos. El efecto indirecto tiene que ver con el mayor crecimiento económico y de la inflación impulsado por esos menores tipos de interés.