Por primera vez en mucho tiempo, la banca está abaratando de forma sostenida --aunque moderada-- el precio que cobra por prestar dinero. Puede parecer paradójico pero las entidades lo hacen para insuflar aire a sus maltrechas cuentas de resultados. La explicación es simple: con los tipos de interés de referencia en mínimos históricos, la única forma de mejorar los ingresos es crecer en volumen de negocio, es decir, ganar clientes.

"Las cuentas de resultados están apretadas y necesitamos generar margen de explotación. Solo podemos hacerlo prestando, porque la reducción de costes, aunque va a continuar, tiene ya poco recorrido", apuntan en uno de los grandes bancos. "Hay mayor competencia. Todos queremos prestar, sobre todo a pymes y al consumo, y eso genera una especie de guerrilla de precios", abundan en la entidad.

Según los últimos datos del Banco de España, el tipo medio --sin incluir comisiones-- de las hipotecas concedidas en julio se situó en el 2,94%, el nivel más barato desde diciembre del 2012, mientras que en los préstamos al consumo fue del 8,71%, también el mínimo desde el cierre de hace dos años. Para las empresas fue del 4,56% para los créditos de hasta un millón de euros y del 2,81% para los superiores, cuando en el mismo mes del 2013 eran del 5,20% y 2,91%.

MEJORA PRECAVIDA La nueva disposición de la banca respecto al crédito responde a diversos factores. Por una parte, apuntan en otro gran banco, la contención de la morosidad da margen para poner en marcha políticas comerciales más agresivas. Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia e investigador del IVIE, añade que responde también a que "se está convencido de que la banca aprobará los test de estrés, en cuyo caso está en condiciones de prestar, y a que la política monetaria expansiva del BCE invita a solicitar financiación barata".

Con todo, Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor University e investigador de Funcas, lanza una advertencia. "Ahora las entidades tienen que buscar soluciones por la vía de aumentar el número de contratos de préstamo pero no es sencillo en el contexto de debilidad macroeconómica y de demanda actual, lo que también repercute en la solvencia prevista", apunta.

El objetivo de las entidades es ganar clientela. "Pero es complicado porque hay poca demanda solvente. Bajar el precio es uno de los recursos para captar esa clientela, pero hay que ser cuidadoso para no dañar la rentabilidad, pese a que, efectivamente, existe una presión bajista en los precios", comenta el responsable comercial de una entidad.

Además, el crédito se está abaratando pero sigue caro en comparación con países como Alemania. En los créditos a empresas de menos de un millón de euros (los que más piden las pymes), el diferencial entre ambos países fue del 1,71% en julio.

Estrechar esa diferencia es precisamente uno de los objetivos de las nuevas medidas extraordinarias impulsadas por el BCE, como la inyección masiva de liquidez de hace unos días. Aunque las entidades pidieron menos dinero del esperado, la iniciativa ya ha provocado movimientos. Bankia solicitó 2.700 millones, el máximo que podía, y anunció una rebaja del 30% en sus créditos a empresas y autónomos, una iniciativa que podría obligar a sus competidores a moverse, según se admite en el sector.

PORVENIR La banca pretende proseguir con el abaratamiento para ganar clientes, pero no será rápido. "La verdadera bajada será cuando haya demanda solvente. La gente sigue sin pedir crédito porque no lo necesita o lo hace en unas condiciones en las que no podemos estar seguros de que nos lo vaya a devolver. Más volumen nos dará más capacidad de bajar precios, porque aunque ganes menos con cada operación, te compensa al tener un mayor número de ellas", explican en un banco.

La mejora de la financiación tampoco será un proceso homogéneo. "Se puede ser moderadamente optimistas. Las nuevas operaciones a pymes y de consumo están creciendo. Pero la recuperación será lenta y desigual porque hay empresas y sectores que aún tienen que desendeudarse", añaden en otra entidad.

La mayor amenaza para esta recuperación es la del deterioro de la situación económica. "Hay una expectativa de que el crédito mejore durante el 2015 pero se ha despertado una cierta desconfianza por la nueva recaída de la actividad económica en Europa", explica Carbó.