La red de oficinas de la banca se hinchó al mismo ritmo en que crecía la burbuja inmobiliaria. Con su estallido, prácticamente la mitad del sector financiero se derrumbó y las entidades que sobrevivieron redujeron su red comercial para acortar sus gastos ante la vertiginosa caída de los ingresos. El proceso se ha llevado por delante una de cada cuatro sucursales, y aún así todavía no ha tocado a su fin. Los bancos cerrarán entre 2.000 y 5.000 oficinas más, según distintas estimaciones.

Las entidades tenían 33.527 oficinas al cierre del año pasado, es decir, 12.135 y un 26,5% menos que en el máximo que se alcanzó en el 2008. Pese a este brutal ajuste, la red bancaria española sigue siendo mucho más tupida que la media europea. Al cierre del ejercicio pasado, contaba con 7,2 sucursales por cada 10.000 habitantes.

En junio, fecha de los últimos datos comparables del Banco Central Europeo, la relación era de 7,9 frente a una media de los países del euro de 4,6: el 71% más, aunque con el recorte del segundo semestre se habría reducido al 56%. Por detrás se situaron Portugal (5,9), Francia (5,9), Italia (5,5) y Alemania (4,4). Más lejos quedaron Irlanda (2,3), Rumanía (1,9) y Holanda (1,5).

Ante esta situación, la continuidad del ajuste se percibe en el sector como inevitable, aunque hay discrepancias sobre cuánto camino queda por recorrer. Un alto ejecutivo de uno de los principales bancos estima que falta por recortar el 15% de la red, lo que llevaría a la eliminación de otras 5.000 oficinas.

Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia e investigador del IVIE, estima en cambio que se cerrarán algo más de 2.000 sucursales, hasta situar la red cerca de las 30.000. "Los bancos que han recibido ayudas públicas y están en manos del FROB tienen la obligación de cerrar oficinas, y algunos aún no han cumplido el 100% ese mandato. Además, hay bancos que deben mejorar su eficiencia recortando costes y eso exige ajustar a la baja la capacidad instalada", argumenta.

MAYOR PESO DEL CRÉDITO El experto, eso sí, matiza que la red no bajará a la media europea, lo que requeriría la eliminación de 12.000 sucursales. "La densidad de población en España es muy baja, lo que obliga a tener una red mayor y más dispersa. Además, tenemos una banca de intermediación tradicional donde pesa mucho el crédito y el depósito y para ello hace falta una mayor red de oficinas. Las preferencias de la clientela cuenta, y en España se valora mucho la proximidad", expone.

Santiago Carbó, catedrático de la Bangor University (Reino Unido) e investigador de Funcas, lo comparte. "Se cerrarán muchas oficinas en los próximos tres o cuatro años aún, aunque no creo que se acerquen a esas 12.000

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