Edgware Road es una céntrica avenida de Londres famosa por sus concurridos restaurantes libaneses y los animados cafés, en los que las gentes en su mayoría originarias de Oriente Próximo se reúnen a fumar pipas de agua hasta altas horas de la madrugada. En este ambiente de zoco de lujo, en el corazón de la comunidad árabe, ha abierto sus puertas el primer banco islámico de Europa occidental.

The Islamic Bank of Britain se rige por los principios de la sharia, la ley islámica que, entre otras cosas, prohíbe beneficiarse o pagar intereses. El banco sólo podrá invertir en industrias éticas y renuncia a hacerlo en compañías que tengan algo que ver con la pura especulación, tabaco y alcohol. "Los intereses según el islam son un pecado. Dios nos dice que son pecado y ahora es algo que podemos evitar", explicaba un joven veinteañero, que fue uno de los primeros clientes del nuevo banco. Para garantizar su pureza religiosa, las operaciones de la entidad deberán ser aprobadas por un comité de estudiosos del islam.

Tras la nueva institución, que recibió en agosto el visto bueno de los reguladores de la City, hay un grupo de inversores del Reino Unido y la región del golfo Pérsico. "Es el principio de una nueva era en el sistema bancario islámico en el Reino Unido y el principio de un trabajo de expansión de nuestros servicios y en el número de sucursales", declaró Michael Hanlon, director de la entidad.

La sede de Edgware Road sólo ofrece de momento cuentas de ahorro, a las que se sumarán en noviembre los servicios de cuentas corrientes y préstamos y el de hipotecas. El año próximo, tarjetas de crédito. También será posible realizar transferencias, desde cualquier punto del país, a través de las sucursales del Lloyds TSB. Y para este otoño está prevista la apertura de sucursales en Birmingham y Leicester.

Esta expansión será financiada con la emisión de 160 millones de acciones, al precio de 25 peniques por título (3,6 euros). La clientela potencial del Islamic Bank of Britain son los 1,8 millones de musulmanes que viven en el Reino Unido, algunos de los cuales, los más estrictos creyentes, no podían hasta ahora utilizar las mayoría de los productos financieros de los bancos británicos. Uno de ellos, el HSBC, consciente del problema, comenzó a ofrecer el año pasado un sistema de hipotecas, acorde con las ordenanzas de la sharia. "Nuestra forma de gestión y nuestros productos son muy similares a los de los bancos convencionales, simplemente utilizamos otros caminos para generar ingresos, evitando el sistema de intereses" señala Halon, quien espera atraer a clientes no musulmanes. "Creemos que es una propuesta transparente y ética, principios en la línea de lo quiere actualmente el consumidor moderno".