El sector financiero es, proporcionalmente, uno de los que más empleo ha perdido a lo largo de la crisis. En Aragón, la banca ha detruido 1.661 puestos de trabajo desde el 2008, al pasar de los 8.216 empleados con que contaba en la comunidad en el año de la Expo a los 6.555 del cierre del 2013, último dato disponible en los anuarios de las patronales de bancos (AEB), antiguas cajas de ahorros (CECA) y cooperativas de crédito (Unacc). Dicho de otra manera, se ha perdido el 20,2% del empleo de esta actividad, un ajuste superior a la desaparición de --por ejemplo-- toda la plantilla que Pikolín o Inditex tienen en Zaragoza. Esta destrucción de empleo, cimentada en el cierre de 498 oficinas en la región, es consecuencia de la profunda reestructuración que ha sufrido este negocio, epicentro de la depresión económica que ha asolado el país.

Aunque el ajuste laboral ha sido muy voluminoso, los despidos no han sido traumáticos en su gran mayoría y han disfrutado de condiciones económicas más ventajosas que otros sectores. "En la mayoría de los casos la pérdida del empleo se ha resuelto de forma no muy dramática, mediante prejubilaciones y bajas incentivadas, pero hay situaciones especiales con mucho sufrimiento personal", apuntó Carlos Uliaque, responsable del sector financiero en FES-UGT Aragón. No en vano, una parte de los despidos se debe a la negativa de algunos trabajadores a traslados forzosos a grandes distancias.

La mayor afección ha sido en las cajas de ahorros, que han perdido casi mil empleos en Aragón durante los años de crisis. En este segmento se han aplicado los recortes más severos por los problemas de las entidades intervenidas o nacionalizados como Bankia (Caja Madrid), CatalunyaCaixa, CaixaNovaGalicia, Caja Castilla-La Mancha o Ceiss (Caja España-Duero). La presencia de estos grupos en Aragón ha desaparecido o ha quedado en la mínima expresión, salvo Bankia que conserva una docena de oficinas.

Otra porción de la reestructuración se ha producido en Caja3, el grupo que lideraba CAI, que en dos ERE suprimió unos 300 empleos en Aragón. Esta entidad forma parte ahora de Ibercaja, que se desprendió en el 2013 de otros 275 trabajadores con un expediente de bajas voluntarias e incentivadas dirigido principalmente al personal más lóngevo (más de 61 años). El pasado mes de mayo reeditó este ajuste laboral para la salida en un año de 280 empleados más (la mitad de ellos ya se han ido).

En los bancos la destrucción de empleo ha sido menor. En concreto, han reducido sus plantillas en 463 trabajadores.

En los bancos la destrucción de empleo ha sido menor. En concreto, han reducido sus plantillas en 463 trabajadores. Los principales ajustes se han producido en Banco de Valencia, que despidió a sus 40 empleados en la comunidad tras ser nacionalizado ---posteriormente lo compró el Sabadell--, y Barclays, que han echado a otras 150 personas en la región. En este último, los sindicatos prevén nuevos recortes como consecuencia de su integración en CaixaBank.

Las cooperativas de crédito aragonesa, por su parte, han aligerado sus plantillas en 220 personas. En este caso, el recorte más relevante se produjo por la fusión entre en Cajalón y Cajalón, que crearon Bantierra, donde se suprimieron más de un centenar de puestos. El otro foco de los despidos fue Caja Laboral, que ha cerrado una decena de oficinas.

EMPLEO INDIRECTO A pesar de todo, los ajustes de empleo no parecen haber tocado fondo, a juicio de los sindicatos. Dependerá en gran medida de lo que haga el grupo Ibercaja para resolver la duplicidad de su red comercial con CAI. Por lo pronto, la entidad aplicará a partir de marzo del 2015 otro ERE de bajas voluntarias por el que podrían abandonar la empresa unas 200 empleados mayores de 59 años.

Desde UGT, Carlos Uliaque advirtió asimismo del efecto en el empleo indirecto que ha tenido la reestructuración financiera. "Se has destruido numerosos puestos de trabajo en contratas y servicios de banca como limpieza, seguridad o transporte de fondos", apuntó.