Los tipos de interés negativos impulsados por el Banco Central Europeo (BCE) desde el 2014 para apoyar la economía de la zona euro han penalizado los ingresos de la banca y han convertido al sector en uno de los menos atractivos para los inversores. Para tratar de paliarlo, varias entidades españolas han asegurado en las últimas semanas que a medio plazo podrían premiar a sus accionistas con una remuneración extraordinaria, algo que choca con las llamadas a la prudencia lanzadas por el BCE y el Banco de España.

Varios de los principales bancos españoles, así, han prometido o insinuado que podrían repartir entre sus accionistas el capital que exceda de un determinado nivel, mayoritariamente el 12%, que prevén alcanzar a finales de este año o el próximo. Hay varias formas de hacerlo, pero las más comunes son pagar un dividendo extraordinario (no ligado al resultado de un ejercicio concreto) o recompar acciones en circulación para amortizarlas ('buy back'), de manera que los títulos restantes tengan un valor mayor.

El problema es que el sector financiero español presenta el nivel de capital más bajo de la eurozona. Según los últimos datos del BCE, las 12 mayores entidades del país cerraron el pasado septiembre en el 11,92%, frente al 14,37% de media y muy alejados del 27,5% de los bancos líderes, los estonios. Según el último ejercicio de transparencia de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) del pasado noviembre, solo Kutxabank supera el nivel medio de solvencia del sector financiero europeo.

Promesas

Pese a ello, Liberbank ya ha lanzado un plan de recompra de acciones de 20 millones de euros y un máximo del 2,04% del capital social, y ha dejado la puerta abierta a realizar operaciones similares en el futuro. Bankia, por su parte, espera el momento para cumplir el compromiso incluido en su plan estratégico 2018-2020 de repartir a los accionistas el capital que exceda el nivel del 12%, una medida clave para poder alcanzar su promesa de remunerar a los propietarios con 2.500 millones en estos tres años.

BBVA, Sabadell y Unicaja aprovecharon la presentación de sus resultados del 2019 hace unas semanas para asegurar que estudiarán pagos similares a medio plazo. "Pero siempre en función del entorno económico, porque es mejor tomar las medidas tarde", puntualizó Ángel Rodríguez de Gracia, consejero delegado de la entidad malagueña. El Santander no fue tan lejos, pero su presidenta, Ana Botín, sí que aseguró que al banco le "sobra mucho capital".

"En la medida en que se aumente el capital, que depende también de las oportunidades de crecimiento en nuestros mercados, estudiaremos cómo devolverle el exceso a los accionistas. Pero el dividendo es siempre de los accionistas: si se paga, en su bolsillo; si no, en la compañía. Es importante para algunos colectivos, pero hay grandes compañías que no pagan dividendos", justificó Carlos Torres Vila, presidente del BBVA.

Prudencia

Para Marco Troiano, de Scope Ratings, se trata de una buena noticia. "El pago de dividendos estables o crecientes es una prueba del optimismo de las entidades con respecto a las tendencias de la cuenta de resultados y a las posiciones de capital. Los dividendos y 'buy backs' no suelen ser buenas noticias para los acreedores, pero al menos señalan que los supervisores están tranquilos con la estabilidad de los bancos. Lo vemos como una fortaleza, no una debilidad", ha defendido.

Lo cierto es que el BCE no tiene que autorizar la distribución de dividendos siempre y cuando el banco cumpla con los requisitos mínimos para poder distribuirlos. Estos requisitos los fija anualmente en una carta, la última publicada el pasado enero, y básicamente implica que los bancos que tengan suficiente capital pueden remunerar a sus accionistas. Eso sí, en la misiva les insta a hacerlo "sobre la base de presunciones prudentes y conservadoras".

La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, ha ido más lejos. "Se da una excesiva rigidez en el reparto de dividendos, que han funcionado más como una retribución fija que como un verdadero reparto del rendimiento, variable, de cada ejercicio", advirtió el año pasado, después de asegurar que "las políticas de retribución al accionista deben adecuarse a las necesidades de generación orgánica de capital de cada entidad".