Las criptomonedas como el bitcóin pueden tener algunas utilidades, pero también grandes defectos que les impedirán sustituir nunca al dinero convencional. Así lo advirtió ayer el Banco de Pagos Internacionales (BIS), organismo con sede en Basilea (Suiza) que agrupa a los 60 principales bancos centrales del mundo. Unos bancos centrales que son, precisamente, los mayores responsables mundiales de la emisión del dinero tradicional, con lo que su mensaje no deja de tener un componente de reivindicación de su propia importancia.

«La tecnología descentralizada en la que se basan los tokens digitales privados no puede reemplazar al sistema de bancos centrales, plenamente probado y seguro. El uso de las actuales criptomonedas se hace más laborioso conforme aumenta el número de usuarios, a diferencia del dinero convencional, que funciona mejor cuantas más personas lo utilizan y confían en él», argumenta el organismo.

ESTABILIDAD DEL VALOR

No es ni mucho menos la primera institución del mundo financiero que alerta sobre las limitaciones y riesgos de las criptomonedas. Entre otros, la Autoridad Bancaria Europea (EBA), la Autoridad Europea de Mercados y Valores (ESMA) y la Autoridad de Seguros y Pensiones (EIOPA) advirtieron el pasado mes de febrero a los consumidores europeos sobre el elevado grado de especulación y el riesgo extremo de invertir en estas divisas virtuales.

También el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) alertaron ese mes de que «existe un alto riesgo de pérdida o fraude» en las últimas ofertas de inversión basadas en estas monedas. Además, se han registrado episodios de elevada volatilidad en sus valoraciones por la alarma desatada en torno a los intermediarios de compraventa.

En un informe significativamente titulado Criptomonedas: mirando más allá de la moda, el Banco de Pagos Internacionales ha querido ir más lejos y ofrecer un nuevo enfoque para dejar claras las limitaciones y peligros que presenta este dinero virtual. El argumento principal es que la esencia del dinero de calidad como instrumento para facilitar las transacciones económicas «ha sido siempre la confianza en la estabilidad de su valor».

GENERACIÓN DE CONFIANZA

«La manera probada, comprobada y resiliente de aportar confianza al dinero en los tiempos modernos es la de los bancos centrales independientes. Ello implica unos objetivos convenidos: una política monetaria y objetivos de estabilidad financiera claros; independencia operacional, instrumental y administrativa; y rendición de cuentas democrática, para asegurar un amplio apoyo político y legitimidad. Los bancos centrales independientes han logrado ampliamente su objetivo de salvaguardar el interés económico y político de la sociedad en tener divisas estables», sostiene el BIS en dicho documento.

Frente a ello, el BIS sostiene que las monedas virtuales se basan en un sistema en que la generación de confianza en las mismas no está centralizada en una institución, como los bancos centrales, sino que la aportan los propios participantes en la red, que deben verificar cada transacción, lo que hace que el sistema sea muy vulnerable.

Además, el organismo que agrupa a los 60 principales bancos centrales del mundo recalque, incluso aunque la confianza se pudiera mantener, la tecnología necesaria para que el sistema funcione supone un consumo de energía muy ineficiente medioambientalmente. Y a ello se suma que cuantos más participantes haya, más posibilidades hay de que el sistema se colapse, los pagos se retrasen y el valor de las monedas fluctúe.

El BIS también ha publicado un informe sobre las medidas macroprudenciales para evitar nuevas crisis aprobadas en los últimos años. «Aunque las medidas implantadas hasta el momento se han centrado fundamentalmente en los bancos, deberían extenderse a otros agentes financieros, incluidas las gestoras de activos. Si bien los marcos macroprudenciales refuerzan la resiliencia del sistema financiero, por sí solos no han logrado evitar peligrosos auges financieros», advierte.