Bankia ganó 541 millones de euros el año pasado, un 23% menos que en el 2018 y por debajo de los algo más de 600 millones que esperaban los analistas. La entidad lo ha achacado al menor resultado obtenido por las operaciones con carteras de deuda (298 millones, el 27,4% menos) y al aumento de las dotaciones para cubrir los costes de la venta de carteras de activos tóxicos (créditos e inmuebles adjudicados) a un precio inferior al que estaba cubierto por las provisiones (673 millones, un 16,6 más).

El banco, de hecho, registró unas pérdidas de 34 millones en el cuarto trimestre, lo que explica que el beneficio sea inferior al esperado por el mercado y al obtenido hasta el mes de septiembre. La entidad lo ha explicado, además de por el aumento de las provisiones, por el hecho de que en la última parte del año se contabiliza el pago anual al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, ha destacado en una nota el "esfuero muy importante" en dotaciones para sanear el balance: "Este es, para nosotros, un aspecto clave para enfrentarnos a la nueva normalidad de tipos de interés negativos".

Pese a la caída de las ganancias, el banco ha anunciado su intención de pagar a los accionistas un dividendo igual al del año pasado (11,576 céntimos por acción). Ello implica que el porcentaje del beneficio que se dedicará a retribuir a los propietarios aumentará al 65%, hasta los 355 millones de euros. El Estado posee un 61,8% de Bankia a través de su matriz, BFA, con lo que recibirá 220 millones. Con ello, el banco ya habrá devuelto 3.303 millones de los 24.069 millone públicos inyectados.

Menos ingresos

La fuerte exposición de Bankia a las hipotecas, que suponen en torno al 60% de su balance, han provocado que el margen de intereses (diferencia entre los ingresos del crédito y el pago de los depósitos) cayera el 1,3%, hasta los 2.023 millones. Las comisiones aumentaron el 1,5%, hasta los 1.081 millones, pero la caída de la aportación de las carteras de deuda y el pago al FGD hizo que los ingresos brutos totales cayeran un 3,6%, hasta los 3.245 millones.

El banco logró aumentar su capital del 12,39% al 13,02% en el año, con lo que exceso de capital por encima del 12% (que podría dedicar a remunerar a los accionistas, como incluyó en su plan estratégico) asciende a 795 millones. La morosidad ha caído del 6,5% al 5%. La rentabilidad bajó del 5,6% al 4,2%, muy lejos del nivel que los inversores exigen para prestar a los bancos (entre el 8% y el 10%).