La fusión de Bankia y BMN, la operación estrella con la que el Gobierno confía en incrementar la recuperación de las ayudas a la banca, afronta ya su recta final. Las juntas de accionistas de los dos bancos nacionalizados aprobaron ayer su integración y a partir de ahora se empezará a negociar el ajuste de plantilla y oficinas de la entidad resultante, que seis meses después de anunciarse la fusión todavía no se conoce.

Tanto el Ejecutivo como las entidades financieras han afirmado durante este tiempo que la operación es, de todas las posibles, la que menor reestructuración supondrá debido al escaso solapamiento territorial de los dos bancos. Sin embargo, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha advertido que este tipo de integraciones «siempre exige esfuerzos y sacrificios personales» y argumentó que el ajuste es «clave» para devolver más dinero público.

MÁS DE 24.000 MILLONES / El Estado inyectó 54.353 millones de euros de capital en la banca durante la crisis (24.069 millones en Bankia y BMN), de los que solo ha recuperado 3.873 millones de euros y de los que por el momento solo considera recuperables otros 10.402 millones de euros. Frente a las promesas iniciales del Gobierno, es claro desde hace tiempo que la factura del rescate será deficitaria. Pero los números rojos finales dependerán del precio de venta de la nueva Bankia, que se espera incrementar en los próximos años como consecuencia de la fusión.

Goirigolzarri aseguró que la decisión sobre el alcance del ajuste se adoptará a lo largo los «próximos meses», si bien algunas fuentes calculaban antes del verano que podría reducir alrededor de 120 oficinas (sobre un total de 2.515 del conjunto de las dos entidad) y unos 1.300 empleados (17.534).

Los sindicatos han reclamado que el proceso sea pactado y el banquero se ha comprometido a «buscar» un acuerdo con los trabajadores, «tratar» de hacer el proceso mediante bajas voluntarias, y a seguir «estrictos criterios de meritocracia».

El grupo destinará 334 millones de euros a la reestructuración, con los que espera ahorrar 155 millones de euros en tres años (el 96% en los dos primeros).

ARGUMENTOS A FAVOR / Durante la reunión extraordinaria de los accionistas celebrada en Valencia, el banquero esgrimió una larga lista de argumentos para que los propietarios aprobasen la operación, que en cualquier caso tenía garantizado el visto bueno ya que el Estado, que tiene el 67% de los dos bancos, es precisamente el que ha promovido la fusión ante la imposibilidad de sacar BMN a bolsa. El ejecutivo, en este sentido, negó que la operación se produzca por «imperativo legal» del Gobierno, sino porque el consejo del banco ha llegado a la conclusión de que era positiva para todos los accionistas siguiendo los «criterios más exquisitos de gobierno corporativo».

el Cuarto banco / Por otro lado, José Ignacio Goirigolzarri también destacó que BMN aportará a la entidad que preside 1,7 millones de clientes (equivalentes al 26% de los de Bankia), un total de 660 oficinas (36%), así como depósitos y créditos que representan el 28% y el 20% de los del banco absorbente.

Bankia se consolidará de esta forma como cuarto banco en el mercado español por detrás de Santander, CaixaBank y BBVA (ya lo era en activos y depósitos y ahora también en préstamos) y pasa a ser líder en la provincia de Granada y en las comunidades de Baleares y Murcia.

La operación permitirá a Bankia ganar 245 millones de euros más en el 2020, lo que elevará un 16% el beneficio por acción, incrementará en 120 puntos básicos el beneficio sobre fondos propios, y permitirá alcanzar un rendimiento sobre el capital invertido del 12%.

Goirigolzarri apuntó que el grupo mantendrá en el 40% el porcentaje de las ganancias que dedica a pagar a los accionistas, con lo que ha previsto que el dividendo crecerá en torno al 16% en tres años si no hay contratiempos. El capital del banco bajará del 13,37% al 11,5% tras la fusión, pero acabará el año en el 12% gracias a la retención de resultados para mejorar la solvencia que realiza Bankia.