En un medido ejercicio de equilibrio, Carlos Torres, presidente del BBVA desde hace unas semanas, aseguró ayer que llegará hasta el final para aclarar las escuchas ilegales que presuntamente ordenó el banco al excomisario Villarejo, pero al tiempo se mostró convencido de que su antecesor, Francisco González, no tuvo nada que ver: «Él transmite una conciencia muy tranquila y que no sabía nada de las irregularidades. Yo le creo, me ha demostrado durante los 10 años que he trabajado con él que es una persona de principios». El escándalo ha monopolizado la rueda de prensa de presentación de los resultados del banco del 2018, con en torno a 40 preguntas. Según vienen publicando distintos medios desde mayo, el BBVA pagó más de cinco millones de euros a la empresa de Villarejo (en prisión preventiva por su supuesta participación en las cloacas del Estado) entre el 2004 y el 2017 por distintos servicios, entre ellos las presuntas escuchas (4.000 teléfonos y 15.000 llamadas de políticos, empresarios y periodistas) para tratar de frenar el intento de Sacyr de controlar la entidad en época del Gobierno de Zapatero.

REFERENTE / Torres, consejero delegado del BBVA desde el 2015 antes de ser aupado por González a la presidencia, mostró sin tapujos su confianza en su antecesor. Así, le llamó su «guía y referente», persona «íntegra» y «claramente un visionario». Pero al mismo tiempo, aseguró que su opinión personal en nada «influye, ha influido o influirá» en la investigación encargada por el banco.

«Que no quede ninguna duda de que vamos a levantar todas las piedras y dar luz sobre al asunto», afirmó tras prometer «tolerancia cero, sin contemplaciones» una vez se conozca el resultado de dicha investigación. Eso sí, podría aplicarse a los posibles responsables del banco (González tendría que devolver parte de su sueldo si se demuestra su implicación), pero también a otras personas «si todo lo que se está contando resulta ser falso».

El ejecutivo se comprometió a realizar la investigación «con todo rigor y diligencia, de manera exhaustiva y la máxima celeridad», pero advirtió de que será «cuestión de meses» dado que hay que analizar «millones de documentos» físicos y digitales de muchos directivos.

NO PREJUZGAR / Tanto el Banco Central Europeo (BCE) como el Banco de España han apremiado al banco a concluir los trabajos cuanto antes, pero Torres defendió que no es posible hacerlo más rápido. También argumentó que la entidad no ha retirado a González la presidencia de honor del BBVA y de su fundación porque ello supondría «prejuzgar» el resultado de la investigación. El ejecutivo negó que el banco haya tardado en actuar. Así, explicó que comenzó una investigación interna en junio con el bufete Garrigues, «de las que se hacen muchas todos los años». La contratación de servicios de seguridad e inteligencia por parte de bancos globales, defendió, es «normal» porque custodian mucho efectivo y valores y operan en países donde hay episodios de violencia. Con todo, quería esclarecer la relación con Villarejo.

El BBVA ganó 5.324 millones de euros el año pasado, el 51,3% más que en el 2017. Los ingresos cayeron el 6%, afectados por el desfavorable tipo de cambio de los países donde opera. Pero el beneficio mejoró con fuerza gracias a las menores provisiones para afrontar pérdidas y saneamientos del valor de activos, así como por los 633 millones en plusvalías obtenidos por la venta de su negocio en Chile y el menor pago de impuestos (-4,9%) por ciertos cambios fiscales en algunos países donde opera.