Aunque la legislación española establece que el propietario de un 6,25% del capital de un banco tiene derecho a exigir un puesto en su consejo de administración, el BBVA no está dispuesto a ceder ninguna de las vocalías a Sacyr-Vallehermoso en el supuesto de que alcance ese porcentaje de sus acciones.

En medios próximos al banco se aseguraba ayer que las características que rodean el intento de Sacyr por entrar en su capital animan a la dirección a impedir la incorporación de la constructora al consejo. "Adquirir el 6,25% del capital es condición necesaria, pero no suficiente para tener presencia en el máximo órgano de la institución", subrayaban las mismas fuentes. Para empezar, dicen, el candidato debe estar suficientemente cualificado. "Y no olvidemos que el reglamento del consejo del BBVA establece que al menos dos tercios de los consejeros deben ser independientes", añaden.

Los conflictos de intereses y las incompatibilidades que los responsables del banco atisban tras la iniciativa de Sacyr, dan argumentos suficientes a los hombres de Francisco González para resistirse a esa entrada con todos los medios a su alcance, incluso ante los tribunales. Desde su punto de vista, el enfrentamiento entre las también constructoras Acciona y FCC --la primera de ellas compró un 14,5% de la segunda, pero no ha logrado sentarse en el consejo-- es muy semejante al que plantea la entrada de Sacyr en el capital del segundo banco de país.

"El movimiento de una constructora tratando de hacerse con el control de un banco moderno, como es el BBVA, no se corresponde con estos tiempos, sino con los de un capitalismo decimonónico", aseguraban desde BBVA. Por esa razón, y por los choques que se derivarían entre la gestión de la entidad y los intereses de las inversiones de quien encabeza la operación de asalto, es por lo que el banco está dispuesto a llegar incluso a los tribunales. Las fuentes del BBVA consultadas admiten que una operación como la de Sacyr podría dañar la imagen del banco y también la del país, por no haber sabido frenar un "ataque esperpéntico", en palabras de un alto responsable de la entidad financiera.

Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos, que en el BBVA se considera claramente favorable a sus tesis, permite dar por hecho que todo ha sido desactivado. Esa sensación ha reforzado a su dirección, donde aseguran que todo el equipo directo está "muy animado".

En Sacyr, sin embargo, niegan que sus intenciones sean oscuras. "Nuestra apuesta sigue viva y en los mismos términos", explicaba ayer un portavoz de la constructora, que añadía: "Tenemos la intención de tomarnos las cosas con tranquilidad, sin prisa. Y nuestra posición es pacífica, como hemos demostrado con la oferta". La constructora "no se siente abandonada por nadie del Gobierno" y, de momento, no hay previsto ningún consejo de administración para la semana próxima.

En cualquier caso, en el BBVA se considera muy improbable que la constructora tenga capacidad financiera para adquirir el 3,1% de las acciones, y mucho menos el 6,25%, que a precio de mercado tendría un coste de 3.000 millones de euros.