La economía de los países que comparten el euro no se encuentra en un momento tan esperanzador como algunos gobiernos, entre ellos el español, gustan alardear. Es más, a juzgar por las decisiones adoptadas ayer por el Banco Central Europeo (BCE), la ansiada recuperación corre peligro de retroceder el poco terreno ganado. Cuando ya se creía que los tipos de interés no podrían estar más bajos --el actual 0,15% aplicado desde junio ya se había ganado el califícativo de histórico--, el BCE sorprendió ayer al anunciar otra rebaja básica de diez puntos para dejarlos en el 0,05%. El presidente del BCE, Mario Draghi, dejó claro, en su compareciencia en Francfort que, esta vez sí se había "tocado suelo".

Esta fue una de las principales medidas, que no la única, adoptadas por el Consejo de Gobierno del BCE para intentar reconducir la preocupante y negativa tendencia a la baja de la inflación, situada en un 0,3% en la eurozona, muy lejos del 2% recomendado y bastante más cerca de la temida deflación.

Con el objetivo de empujar a los bancos a hacer fluir el crédito, el BCE decidió aumentar la penalización por depósito, pasando del -0,1% actual al -0,2%, de tal manera que los bancos deberán pagar un interés más alto por el dinero que no muevan.

Las decisiones del banco guardián de la estabilidad de la zona euro fueron más allá y cruzaron una línea que hasta ahora se había resistido a franquear. El presidente Mario Draghi anunció que, a partir de octubre, el BCE comprará deuda --titulizaciones respaldadas por créditos (ABS)-- con el objetivo de reactivar el crédito.

APLAUSO DEL FMI

El presidente del BCE reconoció que esta medida supondrá un importante impacto para el balance de la entidad que preside pero no dio detalles acerca de la cuantía.

La decisión no tiene precendentes y está cuestionada por varios miembros del Consejo de Gobierno de la entidad financiera. Sin embargo, la directora del FMI, Christine Lagarde, se apresuró a aplaudir: "Celebramos las medidas adoptadas por el BCE, que ayudarán a contrarrestar los peligros de un periodo prolongado de baja inflación", apuntó.

El FMI venía defendiendo desde hace meses la necesidad de que la entidad emisora europea adoptara medidas adicionales para potenciar la frágil recuperación de la eurozona.

Draghi confirmó que la batería de importantes decisiones adoptadas ayer no se había tomado por unanimidad, sino tras un debate donde ñunos querían hacer más y otros menosO. En cualquier caso, la decisión de bajar los tipos de interés se decidió por una "mayoría confortable".

Respecto a la futura compra de deuda de empresas como vía de estímulo económico, ante lo que Alemania es una firme detractora, Draghi ya dejó entrever esta posibilidad en su discurso en Jackson Hole a principios de agosto, donde constató que que el indicador de expectativas de inflación a cinco años estaba por debajo del 2%, el objetivo de la política de estabilidad de precios del BCE. El banquero dará los detalles de esta compra de deuda el próximo dos de octubre.

IRRITACIÓN ALEMANA

Las reacciones desde Alemania no se hicieron esperar y el presidente del Instituto de Investigación Económica de Munich (IFO en sus siglas en inglés), Hans-Werber Sinn, expresó la irritación de su país ante esta decisión.

"El BCE ha utilizado su munición demasiado pronto y ha rebajado los tipos de interés", apuntó el economista alemán, que añadió: "El BCE está en una trampa de liquidez". "Tal política será a expensas de los contribuyentes europeos, que asumirían las pérdidas en las que incurriera el BCE", dijo.