El Banco Central Europeo (BCE) aplazó ayer hasta marzo la posible adopción de nuevas medidas para apoyar la recuperación económica y alejar el espectro de la deflación de la eurozona, dejando la puerta abierta para una nueva bajada de los tipos de interés o una nueva inyección masiva de fondos al sistema financiero en marzo.

El consejo de gobierno del BCE optó por no tomar ninguna decisión hasta disponer de una información más detallada y precisa sobre la evolución de la situación económica, de la recuperación, de la inflación y del impacto en la eurozona de la crisis financiera de los países emergentes, explicó el presidente de la institución, Mario Draghi.

El BCE mantuvo sin cambios el tipo de interés básico de la eurozona en su mínimo histórico actual de 0,25% y reiteró su orientación estratégica de que "los tipos de interés se mantendrán en su nivel actual o más bajo por un prolongado periodo de tiempo". La política monetaria de la institución "continuará siendo acomodaticia el tiempo que sea necesario", insistió Draghi. El BCE supervisa la evolución de la situación muy de cerca y "está dispuesto y preparado para tomar cualquier acción decisiva si es necesario" con "todos los instrumentos disponibles", subrayó Draghi. "La razón de la decisión de no actuar ahora es debido a la complejidad de la situación y a la necesidad de disponer de más información", explicó Draghi.

La inflación en la zona euro continuará baja (0,7% en enero) por una prolongado periodo de tiempo, lo que plantea riesgos para la "frágil e incierta" recuperación económica, para el reequilibrio de las finanzas públicas y para la reducción de la carga de la deuda pública, reconoció Draghi. Pero descartó que la eurozona se encamine hacia una deflación, aunque la inflación esté muy lejos del objetivo de estabilidad de precios del 2% fijado por el BCE.