El Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a decepcionar al no adoptar ninguna medida para combatir la persistente y peligrosa bajísima inflación, que amenaza la recuperación económica y la capacidad de los estados de reducir el elevado nivel de deuda pública y privada acumulada. La inflación, que cayó al 0,5% en marzo, lleva ya seis meses por debajo del 1%, que ha sido calificado como "zona peligrosa" por el propio presidente del BCE, Mario Draghi.

El BCE ha mantenido sin cambios el tipo de interés básico de la eurozona en el 0,25%, el mínimo histórico en el que se encuentra desde noviembre del 2013, y tampoco adoptó ninguna medida para incrementar la liquidez financiera de la eurozona, ni el crecimiento económico. Draghi ha dado a entender que la caída de la inflación al excepcionalmente bajo nivel del 0,5% en marzo podría deberse a que la Semana Santa se ha desplazado este año a abril y con ello la tradicional subida de precios de los servicios que se produce en ese periodo.

Draghi ha asegurado que el BCE está dispuesto "de forma unánime" a utilizar todos los instrumentos convencionales y no convencionales a su alcance para combatir los riesgos de una inflación demasiado baja por un periodo de tiempo demasiado prolongado. No obstante, Draghi ha señalado que el BCE estimaba que de momento esos riesgos de una inflación demasiado baja son "limitados" y que no adoptaría ninguna medida hasta disponer de nuevos datos sobre la evolución de la inflación.