Los problemas que amenazan el comercio mundial comienzan a pasar factura, pero de momento solo ligeramente. El Banco Central Europeo (BCE) rebajó ayer su previsión de PIB de la zona euro del 2,1% al 2% para este año y del 1,9% al 1,8% para el próximo debido a la menor contribución de la demanda exterior, mientras que dejó inalterada la del 2020 en el 1,7%. Su presidente, Mario Draghi, quiso mandar un mensaje tranquilizador pese a la «cierta moderación» del crecimiento: la expansión económica sigue adelante con bases «sólidas y amplias».

Tras una reunión de transición del consejo de gobierno que no deparó grandes novedades, el italiano sostuvo que los riesgos a la baja y al alza para la economía siguen «equilibrados», pese a admitir que en los últimos meses ha aumentado la incertidumbre por el incremento del proteccionismo, los problemas de algunos países emergentes (Turquía y Argentina), y el aumento de la volatilidad en los mercados financieros.

SIN GRANDES NOVEDADES / «Lo más parecido a una sorpresa en esta reunión ha sido lo poco que ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento y el mantenimiento sin cambios de las de inflación, a pesar de la subida del precio del petróleo», apuntó el servicio de estudios de Bankia. Draghi, precisamente, admitió que sus previsiones solo tienen en cuenta las medidas proteccionistas ya aprobadas a raíz de las subidas de aranceles iniciadas por Estados Unidos, con lo que queda por ver el efecto de las anunciadas y el impacto que tendrán en la confianza de los agentes económicos.

Draghi, en cambio, restó importancia a los problemas de Turquía y Argentina, ya que no se han contagiado a otros países.

En este sentido, señaló que es pronto para saber hasta qué punto la retirada de las medidas extraordinarias de liquidez de los bancos centrales provocará volatilidad en los mercados financieros; y se mostró confiado en que Italia cumpla sus compromisos fiscales. Además, destacó que, frente a estos riesgos de menor crecimiento, hay otros factores que han sorprendido al alza, particularmente la mejora del empleo y los sueldos, así como una política fiscal más expansiva de lo esperado en algunos países europeos.

El BCE decidió, además, mantener los tipos de interés oficiales en los niveles mínimos históricos en que llevan instalados desde marzo del 2016. El precio oficial del dinero seguirá en el 0%, mientras que la facilidad marginal de crédito (el dinero que cobra a los bancos por prestarles) se mantendrá en el 0,25% y la facilidad de depósito (el dinero con que remunera a las entidades financieras por guardarles el dinero) permanecerá en el -0,40% (es decir, que les cobra en lugar de pagarles).

VERANO DEL 2019 / Los analistas daban por descontada esta decisión. De hecho, no esperan cambios en este campo de la política monetaria al menos hasta la segunda mitad del año que viene, después de que el BCE anunciase en junio que la posible subida de tipos no sucederá «hasta al menos durante el verano del 2019», un mensaje que reiteró ayer, «y en todo caso durante el tiempo necesario para asegurar la continuación de la convergencia sostenida de la inflación hacia niveles inferiores, aunque próximos, al 2% a medio plazo». Algunos expertos estiman que el organismo podría aprobar justo dentro de 12 meses un alza de la facilidad de depósito.

Tampoco se preveían cambios en el programa de compra de deuda pública y privada para estimular la economía y efectivamente no se produjeron. En junio, Draghi también fijó una hoja de ruta al respecto. Las adquisiciones se reducirán de 30.000 a 15.000 millones de euros en octubre y dejarán de producirse en enero. El BCE reiteró ayer, eso sí, que las compras cesarán al cierre de diciembre «siempre que los nuevos datos confirmen las perspectivas de inflación a medio plazo».

LA PREVISIÓN DE INFLACIÓN / Precisamente, tampoco hubo cambios en la previsión de inflación anunciada en junio. Entonces, el BCE la aumentó del 1,4% al 1,7% para este año y el próximo y mantuvo la del año 2020 en el 1,7%. Con todo, la preocupación del mercado sigue siendo la inflación subyacente (la que no tiene en cuenta los precios energéticos y de los productos frescos). A este respecto, Draghi aseguró que esta variable seguirá al alza hasta final de año y más allá, mientras que el IPC general se mantendrá en torno al 1,5%.