La Caja Rural de Teruel cerró el 2017 con un beneficio neto de 466.000 euros, un 58% menos que en año anterior (1,127 millones). La entidad atribuye este descenso al entorno bancario «tan complejo» que existe y a una situación de la provincia «nada halagüeña, donde se ha perdido población y se han cerrado más negocios», según recoge el informe de gestión del ejercicio presentado ayer en la asamblea general de la cooperativa de crédito turolense.

A estas dificultades se suman las dotaciones para suelos y otros requerimientos exigidas por la nueva circular contable del Banco de España, de octubre del 2016. «Conseguir beneficios ha sido una tarea hercúlea, máxime con tipos de interés por debajo de cero», lo que hace «muy complicado generar margen financiero», afirma la cooperativa de crédito.

El margen bruto de la entidad cerró el pasado año en los 40 millones, de los que 16 millones se destinaron a gastos de explotación y 23 millones a saneamientos por activos dañados. Estas cifras son muy similares a las registradas en el 2016.

MENOS MOROSIDAD

La morosidad de la caja rural se redujo en el 2017 en 11 millones de euros (de 191 a 180 millones), lo que hizo descender la tasa de mora del 19,98% al 18,14%, mientras que la cobertura sobre deudores mejoró del 42,37% al 50,09%. «El esfuerzo de saneamiento ha sido espectacular y nuestro empeño en los tres próximos años será rebajar la morosidad y seguir dotando para fortalecer el balance», apunta la entidad.

El balance la Caja Rural de Teruel paso de 1.431 millones en el 2016 a 1.537 millones en el 2017, con un incremento de 105 millones, un 7,35% más. Además, la actividad crediticia creció un 3,17 % y los depósitos lo hicieron un 11,50%.

En relación al futuro, el informe de gestión señala que la entidad «va a seguir ese ajuste un par de años más» en un escenario con mayor concentración bancaria y con «riesgo de exclusión financiera de las personas y empresas mas débiles» en territorios como la provincia de Teruel.

«Una población de 136.000 personas es insuficiente para poder defender el futuro de la entidad, máxime con pocas empresas bien capitalizadas y un envejecimiento poblacional preocupante», señala Caja Rural de Teruel.

En cualquier caso, el balance del ejercicio 2017 es «satisfactorio». Desde el 2012 hasta el 2017 la entidad ha generado 230 millones de margen de explotación, de los que 212 millones han sido para saneamientos y 21 millones de beneficio bruto.