Alemania, apoyada por Finlandia y Holanda, se mantuvo ayer inflexible en el Consejo de Ministros de Economía de la Unión Europea y dejó escaso margen para poder llegar al imprescindible acuerdo con el Parlamento Europeo para crear la autoridad común de resolución de crisis bancarias y el futuro fondo de 55.000 millones para financiar la reestructuración o liquidación de los bancos en crisis, los principales elementos que aún faltan para completar la unión bancaria.

La discusión en el Consejo de Ministros no permitió ningún avance significativo para acercar las posturas con la Eurocámara, en especial respecto al fondo de crisis bancarias. Los eurodiputados reclaman que el fondo sea común --en lugar de estar compartimentado de forma nacional-- y que esté disponible mucho antes del periodo transitorio de 10 años pactado por los ministros.

El Banco Central Europeo (BCE), España, Francia, Bélgica, Austria y Luxemburgo defendieron acortar a 5 años el plazo para que el fondo sea realmente común, mientras que Alemania, Holanda y Finlandia se opusieron a ello.

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, insistió en que las crisis bancarias debe pagarlas el sector y no los contribuyentes como hasta ahora y rechazó que unos estados tengan que pagar por las crisis bancarias de otros países mediante una mutualización acelerada del fondo.

Schäuble, apoyada por Finlandia, indicó que podría aceptar que el fondo fuera común antes con la condición de que la banca completara su financiación antes de los 10 años del periodo transitorio. Pero el BCE, Francia y España se opusieron a aumentar la aportación anual de la banca al fondo con el argumento de que sería un fardo demasiado grande para las entidades. E. OLIVERAS