BMW ha sido el último fabricante en asegurarse la provisión de litio para los próximos años. La firma bávara firmó a finales del año pasado un acuerdo con la china Ganfeng Lithium por valor de 540 millones de euros. Desde la compañía alemana justifican la inversión en sus estimaciones de que en 2025 precisarán siete veces más litio que ahora para fabricar las baterías de sus coches electrificados.

La marca pretende así hacerse con el control del litio suficiente para cubrir sus necesidades y ser ella misma la que abastezca a sus proveedores de baterías, CATL y Samsung SDI. Según BMW esto les permitirá garantizar transparencia y asegurar que la extracción y el procesamiento de las materias primas se realiza de un modo éticamente responsable. BMW confirma que este 2020, el 10% de los coches que ha vendido son electrificados, y esta tendencia solo irá en aumento.

LA DEMANDA DE LITIO SE DISPARARÁ

No solo BMW ha gastado cantidades millonarias para asegurarse la provisión de baterías, aunque la marca bávara apuesta directamente por una de las materias primas que forman la batería final, material al que se le suman, entre otros, el níquel o el cobalto. El Grupo Volkswagen, por ejemplo, confirmó en 2018 una inversión de 50.000 millones para asegurarse las baterías necesarias para su imponente despliegue eléctrico, que contempla la llegada de 80 modelos con batería hasta 2025 y de 70 coches totalmente eléctricos para 2028.

Este afán por controlar las baterías se debe a que muchas de las materias primas que se utilizan en su fabricación son finitas. Según estudio de la Real Academia de Ingeniería y la Universidad Politécnica de Madrid, en el que recoge datos de UBS, la demanda del litio aumentaría un 2.511% en un hipotético parque automovilístico 100% eléctrico. En términos más realistas, se espera que la demanda de este material crezca por encima del 90% para 2030. No hay que olvidar que el litio es indispensable también para las baterías de móviles, portátiles y demás aparatos.

Ya en 2016, Karl Young, ingeniero de baterías, anunció que las reservas conocidas por aquel entonces darían para 750 millones de coches eléctricos y proyectó el fin del litio a 17 años vista, es decir, en 2033. Desde entonces se han descubierto más yacimientos, como el de Valdeflórez en Cáceres, el segundo más grande de Europa, o el de Bacadéhuachi, en México, el más grande del mundo, descubierto en 2019.

¿QUIÉN CONTROLA EL LITIO?

Ante este contexto, se puede considerar el litio como una materia prima estratégica y vital para los próximos años. De nuevo, como ocurrió con el cobalto y con las baterías, China es el país mejor posicionado del mundo. La china Tianqi Lithium cuenta, entre su cartera de yacimientos, con el 51% de una de las minas más importantes de Australia, el país que, según Statista, más litio produjo el año pasado, por delante de Chile, China y Argentina.

Asimismo, la compañía está en proceso de convertirse en el segundo máximo accionista de la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) en un acuerdo que entregaría el control de la compañía sudamericana a la china. SQM produce el 20% de la oferta mundial de esta materia. Según las últimas informaciones, Chile es reticente al acuerdo, pero las presiones desde Pekín son importantes. Aún sin este acuerdo confirmado, el Gigante Asiático ya controla más de la mitad del litio mundial pese a quedar muy por detrás de Australia o Chile en su producción.

Como ocurrió con las baterías, Europa se encuentra a la cola en este aspecto. El yacimiento de Valdeflórez, en Cáceres o el de Boticas, en Portugal, considerado el más grande del continente, son sus esperanzas. El portugués está en posesión de Savannah Resources, una compañía minera británica, hasta 2036 con opción de 20 años más. El español, sin embargo, lo controla la australiana Infinity Lithium. Según la firma, la mina española podría abastecer a unos 10 millones de vehículos eléctricos.