Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea se marcha la segunda potencia económica del club y el 15% del Producto Interior Bruto de la UE, se pierde la segunda plaza financiera del mundo por detrás de Nueva York la City de Londres- y a uno de los Estados miembros más poblados con 66 millones de habitantes (13%). Una amputación que dejará secuelas económicas, políticas y diplomáticas importantes además de un agujero presupuestario en las arcas comunitarias y mucha incertidumbre comercial. El grado del perjuicio a uno y otro lado del Canal de la Mancha dependerá, no obstante, de la futura relación. Cuanto más estrecha, menor será el impacto, cuanto más se alejen Londres y Bruselas mayor será la factura.

La primera consecuencia directa de este divorcio será una brecha de unos 10.000 millones anuales a partir del 2021, siempre y cuando el Reino Unido deje de participar en todos los programas europeos (Horizon, Erasmus...) en los que está presente actualmente y no aporte un euro al futuro presupuesto. Una cifra que multiplicada por los siete años del nuevo marco presupuestario (2021-2027) podría elevar el montante neto por encima de los 60.000 millones, tal y como ha sugerido el negociador europeo, Michel Barnier.

Suplir este agujero estructural no será fácil. Bruselas ha propuesto un presupuesto equivalente al 1,11% del PIB europeo -la Eurocámara el 1,13%- y recortes en gasto agrícola y cohesión para contener la pérdida de un contribuyente neto (Reino Unido). Un montante excesivo para los países que más pagan (Alemania, Suecia, Austria, Países bajos, Finlandia o Dinamarca), porque les obligará a elevar su aportación, pero insuficiente para los beneficiarios (países del este, Grecia, Portugal, España) que temen un tijeretazo de fondos.

Con el 'brexit' consumado, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel quiere despejar este crucial expediente y ha citado a los 27 líderes de la UE a una cumbre que "comenzará" el 20 de febrero. "Va a ser muy díficil compensar el agujero que deja Reino Unido más que nada porque no hay apetito por aumentar el presupuesto europeo que es lo que debería ocurrir", augura Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano. Fracasar en la primera cita a 20 días del divorcio daría una pésima imagen de unidad que será de nuevo crucial para evitar divisiones ante Londres.

'Brexit' caótico, el mayor perjuicio

La aportación británica al presupuesto es, sin embargo, una pequeña parte del problema. "Si vamos a ser más o menos ricos depende de muchos factores que no conocemos ahora", apunta Karel Lanoo, director ejecutivo del Centre for European Policy Studies (CEPS). Todo dependerá del tipo de relación. "Una vez que se produzca el 'brexit', cuanto más duro sea, cuanto más alejada esté la relación de la situación actual, que es de plena integración, mayor será el daño económico porque la desintegración economica genera reducción de la tarta de crecimiento. Cuanto más cercana -una opción como Noruega- el impacto económico sería muy pequeño o prácticamente insignificante", sostiene Steinberg.

Ambos expertos coinciden en que el Reino Unido es quien más tiene que perder en caso de llegar sin acuerdo al 31 de diciembre y que la Unión Europea como gigante con 450 millones de habitantes que es afronta la nueva realidad con una fortaleza comercial que no tiene Londres. "El 45% de las exportaciones británicas van a la UE pero solo el 13% de las europeas van al Reino Unido", apunta Steinberg. Aunque en caso de 'brexit' caótico y la reintroducción de aranceles y barreras no arancelarias la UE también se verá afectada, especialmente los países que más comercian con Reino Unido como Irlanda, Países bajos, Dinamarca, Bélgica o Alemania.

"Aumentarán los costes comerciales con el Reino Unido y, por tanto, podría reducirse el volumen de bienes (y servicios) que exporta la UE al Reino Unido", explica Patrick Biscari, del Banco Nacional de Bélgica. A esto se suma una posible depreciación de la libra, que afectará a la competitividad de precios de las empresas europeas respecto a las británicas, y una posible menor demanda de bienes y servicios a las empresas europeas si hay un empobrecimiento de hogares británicos. Trasladado a cifras significa que el Reino Unido podría llegar a perder entre el 1,7% y el 10,6% de su PIB, según distintas estimaciones, y que la UE podría dejarse entre el 0,5% y el 1,5%, según han cuantificado el FMI y la Universidad de Lovaina respectivamente. "Ambas partes tienen que mostrar músculo (negociador) pero también tienen interés en que todo continúe igual", sostiene Lanoo.