"No es un rescate público". Se insistió ayer desde el Gobierno portugués, desde el propio banco y, también, desde Bruselas. La Comisión Europea (CE) autorizó el plan de liquidación del Banco Espírito Santo (BES) al considerar que las medidas para crear un banco puente con los activos sanos de la entidad (Banco Novo) y disolver el resto de los activos agrupados en el BES (banco malo) son adecuadas para evitar posibles efectos adversos en el sistema bancario. Desde la CE también se evitó hablar de nacionalización, pese a que se utilizarán recursos del fondo portugués de resolución. En todo caso, la rápida intervención ha servido para evitar una tormenta de verano de los mercados. Ayer las bolsas se mantuvieron relativamente tranquilas y la prima de riesgo, tanto la portuguesa como la española, retrocedieron respecto a las subidas de la pasada semana.

El plan anunciado en la madrugada del domingo por el Banco de Portugal saldrá adelante gracias a un préstamo de 4.500 millones de euros de fondos europeos (procedentes de la línea de crédito de 6.400 millones a bancos en apuros incluida en el rescate portugués) a Novo Banco. Lisboa prevé recuperarla con su venta en los seis próximos meses. El resto de bancos portugueses aportarán los 400 millones restantes hasta completar los 4.900 que costará la capitalización. Si no se vende por la cantidad del préstamo, los contribuyentes perderán dinero y los accionistas y bonistas junior no recuperarán nada, salvo que se venda por un valor superior.

RESTAURAR LA CONFIANZA "La adopción de estas medidas son adecuadas para restaurar la confianza en la estabilidad financiera y para garantizar la continuidad de los servicios y evitar unos potenciales efectos sistémicos adversos", explicó la CE, que considera que el plan se ajusta a las normas sobre ayudas de Estado. El portavoz comunitario de Asuntos Económicos, Simon O'Coonnor, señaló que esta medida demuestra "la capacidad de las autoridades portuguesas y de la UE de responder en tales condiciones de urgencia", y destacó que este caso es distinto del de España. En el portugués, los activos dañados también los asumirá una entidad creada para este fin, pero los activos y depósitos no afectados se pondrán en una nueva entidad (un banco puente), que estará "completamente capitalizada" y será "una institución viable que luego se venderá a inversores privados".

El Banco de Portugal anunció que Luís Máximo dos Santos encabezará el consejo de administración del banco malo que tendrá los activos tóxicos. Dos Santos tiene experiencia en la liquidación de entidades financieras, pues preside la Comisión del Banco Privado Portugués (BPP), pequeña entidad extinta en el 2010 por falsificación de cuentas y blanqueo de capitales. Vítor Bento, que sustituyó en julio a Ricardo Salgado en la dirección del BES, encabezará el Banco Novo, con el Fondo de Resolución y el Ministerio de Finanzas como accionista único de momento.